Rabin proyecta aislar a los palestinos con una valla electrificada

El Gobierno de Israel va a tener que decidir en los próximos días cómo se traduce en la práctica la voluntad del primer ministro, Isaac Rabin, de "separar físicamente" a israelies y palestinos. Un proyecto que implicaría instalar una valla electrificada a lo largo de las fronteras comunes, patrulladas día y noche por las fuerzas de seguridad y con puestos de control severamente vigilados. Varios miembros del Ejecutivo ya se han opuesto a que se levante un muro de separación, y los partidos de la oposición derechista rechazan cualquier recorte territorial del Gran Israel.

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El Gobierno de Israel va a tener que decidir en los próximos días cómo se traduce en la práctica la voluntad del primer ministro, Isaac Rabin, de "separar físicamente" a israelies y palestinos. Un proyecto que implicaría instalar una valla electrificada a lo largo de las fronteras comunes, patrulladas día y noche por las fuerzas de seguridad y con puestos de control severamente vigilados. Varios miembros del Ejecutivo ya se han opuesto a que se levante un muro de separación, y los partidos de la oposición derechista rechazan cualquier recorte territorial del Gran Israel.

Rabin anunció ayer su intención de "nombrar una comisión especial para empezar a concretar la idea de la separación". El problema ahora es saber cuáles son las fronteras de Israel. Rabin ya ha advertido que su país no volverá nunca a la línea de demarcación anterior a la guerra de 1967. Además, la "separación física" debería esperar al término del periodo de interinidad de la autonomía palestina y a la determinación de las fronteras definitivas, que no serán negociadas hasta mayo de 1996, según lo previsto en los acuerdos de paz de Oslo y El Cairo.Dicho de otra forma, el Gobierno construiría una valla electrificada a lo largo de fronteras arbitrarias y provisionales sólo para responder a las exigencias de Seguridad del momento. Un proyecto que, por otra parte, sería extremadamente caro: se calcula que costaría al menos 3.000 millones de shekels (más de 130.000 millones de pesetas). Por lo demás, la construcción tardaría al menos un año en completarse.

La ejecución de un sistema de "separación física" no responde a las necesidades de seguridad más urgentes: proteger a los israelíes de los atentandos suicidas, según sostienen los adversarios de la instalación de vallas, que también argumentan que la actual cerca electrificada que separa la franja autónoma de Gaza de Israel -controlada por patrullas militares y sometida a vigilancia electrónica- no ha impedido que los militantes de la Yihad Islámica atraviesen las líneas israelíes para preparar atentados en Cisjordania. Además, hay 132 carreteras que enlazan Israel con Cisjordania. "Para infiltrase a pie, hay 132 millones de entradas posibles", asegura un experto israelí.

Varios ministros del Gobierno se han opuesto ya al proyecto de separación física y los partidos de la derecha, en la oposición, también rechazan la idea de una gran valla porque creen que acabaría con su ideal de Gran Israel y sentaría las bases geopolíticas para la creación de un Estado palestino.

Razones económicas

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Los palestinos, por su parte, temen la separación física por razones económicas -los 300 millones de dólares que cada año obtienen en Israel los trabajadores palestinos- y políticas -que las fronteras provisionales valladas se queden en definitivas-. Ante estas negras perspectivas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, ha comenzado a utilizar mano dura en sus amenazas al movimiento de resistencia islámica Hamás y a la Yihad Islámica. "No toleraremos más ataques organizados desde el territorio que tenemos bajo nuestro control", advirtió ayer Arafat. La policía palestina detuvo ayer al portavoz de la Yihad.

Mientras, el Gobierno israelí ha aumentado los presupuestos de la policía y del Shin Beth -servicios secretos militares- y ha suavizado las restricciones que impuso a los cuerpos de seguridad para interrogar con dureza a sospechosos de terrorismo.

Todas las mociones de censura presentadas ayer contra el Gobierno en el Parlamento fueron rechazadas por la coalición de gobierno. Las encuestas publicadas por la prensa reflejan que un 50% de los israelíes es partidario de interrumpir las negociaciones de paz con los palestinos, frente a un 37% que sigue siendo favorable a su continuación. El resultado de este sondeo ha sido muy apreciado por el Gobierno, especialmente si se tiene en cuenta que fue realizado al día siguiente del sangriento atentado de Beth Lith. Rabin manifestó el lunes en un mensaje a la nación que no hay más alternativa que proseguir la vía de las negociaciones con los palestinos.

[El presidente norteamericano, Bill Clinton, ordenó ayer la congelación de los bienes de 18 personas y de 12 organizaciones de Oriente Próximo que actúan en Estados Unidos sospechosas de actividades que amenazan el proceso de paz entre israelíes y palestinos, informa la agencia Efe.]

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