El palacio de Boadilla del Monte se deteriora ante la pasividad de la Administración

El ministerio argumenta para no rehabilitarlo que se trata de un bien privado

El palacio del Infante Don Luis, en Boadilla del Monte (18.000 habitantes), declara do monumento nacional, se deteriora irremediablemente. Su propietario, Enrique Ruspoli, un profesor universitario de filosofia, se queja de que ninguna Administración pública le quiere ayudar a rehabilitar esta construcción del siglo XVIIII con la excusa de que está en manos privadas. "Y no sólo eso, sino que hasta el Ayuntamiento me lo quiere expropiar. Estamos en pleitos", comenta. Sólo recuperar la deteriorada fachada de este palacio tiene un coste superior a los 100 millones de pesetas.

Don Luis, c...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El palacio del Infante Don Luis, en Boadilla del Monte (18.000 habitantes), declara do monumento nacional, se deteriora irremediablemente. Su propietario, Enrique Ruspoli, un profesor universitario de filosofia, se queja de que ninguna Administración pública le quiere ayudar a rehabilitar esta construcción del siglo XVIIII con la excusa de que está en manos privadas. "Y no sólo eso, sino que hasta el Ayuntamiento me lo quiere expropiar. Estamos en pleitos", comenta. Sólo recuperar la deteriorada fachada de este palacio tiene un coste superior a los 100 millones de pesetas.

Don Luis, conde de Chinchón y hermano de Carlos III, posiblemente se deprimiría si viese el estado actual de su palacio. Y no por culpa de su descendiente, Enrique Ruspoli, que no ceja de in tentar rehabilitarlo, sino por que las administraciones públicas se niegan a invertir en este edificio con el argumento de que es privado.La fachada del palacio, según reconoce Ruspoli, "está muy deteriorada". Las humedades carcomen la primera de sus cuatro plantas. Las balaustradas de los jardines están rotas desde hace mucho tiempo.

Las 132 ventanas que lo rodean necesitan urgente reparación. El jardín de bojs, uno de los mejores de España según las crónicas del siglo pasado, ardió por completo en 1939.

Ruspioli comenta: "He intentado conseguir ayuda de todas las administraciones. La respuesta siempre es la misma: No actuamos sobre edificios privados. Creo que intentan que el palacio se deteriore irremediablemente para luego expropiarlo por dos perras. Es indignante".

En los tribunales

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Hace siete años, el Ayuntamiento de Boadilla declaró el conjunto como equipamiento público. "Tengo el asunto recurrido en los tribunales", explica Ruspoli. La alcaldesa de Boadilla, Nieves Fernández, del PP, reconoce que el Ayuntamiento quiere convertir el palacio en bien público: "Pero, hay que estudiar todavía la viabilidad de este proyecto".

El Ministerio de Cultura reconoció ayer que el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, organismo dependiente de él, nunca ha restaurado el palacio. Y añadieron` "La ley no nos obliga. Además, los temas de patrimonio están traspasados a la Comunidad de Madrid". La Comunidad, por su parte, no dio ayer ninguna respuesta.

Ruspoli recuerda que el palacio, además, ha sufrido algunos actos vandálicos. "Lo más curioso es que se producen cuando lo cedo para actos públicos. Recuerdo que tras un concierto un desaprensivo agujereó los ojos de un valioso cuadro".

El palacio fue construido en 1763 por Ventura Rodríguez. Tiene una planta de 8.000 metros cuadrados y unos jardines de siete hectáreas sobre los que destacan suntuosas escalinatas de estilo italiano,

El escritor Antonio Ponz enumeró, en el siglo XVIII, algunos de los pintores cuyas obras se exponían en el palacio: De Vos, Teniers, Brueghel, Rembrandt, Murillo, Jordán, Solimena, Velázquez o Durero.

Durante la guerra civil fue convertido en hospital, y entre 1942 y 1973 se transformó en escuela pública. En 1973 fue devuelto a sus propietarios, los duques de Sueca. En 1974, el conjunto fue declarado Monumento Nacional. Actualmente, su interior no recuerda ya sus antiguos esplendores. Sus pro pietarios sólo guardan algunos muebles y los restos de la azarosa vida del palacio.

Sobre la firma

Archivado En