Editorial:

Difícil retorno

EL CONFLICTO de Iberia ha llegado ya a una situación de dificil retorno en la que, como se esperaba, los protagonistas destacados son los responsables de la empresa y los pilotos, toda vez que el resto de trabajadores ha aceptado el recorte de salarios entre el 3,3% y el 15% y una reducción no traumática de plantilla para 3.500 personas. La exigencia de los pilotos de que cese la dirección de la compañía, junto a su rechazo a una reducción de sueldos superior al 2,8%, ha puesto el conflicto en la situación más difícil.La empresa, que intentará salvar el preacuerdo firmado con la mayoría de la ...

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EL CONFLICTO de Iberia ha llegado ya a una situación de dificil retorno en la que, como se esperaba, los protagonistas destacados son los responsables de la empresa y los pilotos, toda vez que el resto de trabajadores ha aceptado el recorte de salarios entre el 3,3% y el 15% y una reducción no traumática de plantilla para 3.500 personas. La exigencia de los pilotos de que cese la dirección de la compañía, junto a su rechazo a una reducción de sueldos superior al 2,8%, ha puesto el conflicto en la situación más difícil.La empresa, que intentará salvar el preacuerdo firmado con la mayoría de la plantilla, presentó ayer un expediente de regulación de empleo que supone el despido de 353 pilotos; y el SEPLA, el sindicato que agrupa a este colectivo y que se ha opuesto al preacuerdo, ha convocado 12 días de huelga ininterrumpidos en plenas Navidades.

El principal motivo que el SEPLA alega en la convocatoria es tan vago como el que este sindicato viene utilizando en las últimas semanas: exigir un auténtico plan de viabilidad, sin mayores especificaciones. Esa vaguedad no parece suficiente para justificar una acción que causara un considerable daño a las maltrechas finanzas de Iberia y perjuicios evidentes a sus usuarios en unas fechas en que más necesitan de sus servicios. Según la empresa, se dejarán de ingresar unos 10.000 millones de pesetas, a los que habrá que añadir los que perderá el resto del sector turístico español, desde hoteles hasta agencias de viajes.

El plan de viabilidad podrá ser calificado de insuficiente a medio plazo o de poco concreto en cuanto al diseño del grupo en general, pero aporta mucho más que las vaguedades de los pilotos al intento de sacar a Iberia de su angustiosa situación. Hasta ahora, todas las exigencias del SEPLA en cuanto a la configuración del grupo Iberia han sido prácticamente atendidas por la dirección. Sólo el control de la compañía y la reducción salarial han sido los únicos puntos que han imposibilitado cualquier acuerdo. De ahí que no sea, aventurado pensar que son esas dos cuestiones, y no otras, las claves de la huelga.

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Los errores de unos y otros tendrán como inmediata consecuencia la división de la plantilla de Iberia y un retraso en la decisión comunitaria sobre nuevas aportaciones de capital a la compañía, lo que impedirá que esta decisión dependa en buena medida del comisario español Marcelino Oreja. El próximo pulso entre Iberia y sus pilotos será la negociación de los servicios mínimos, que el SEPLA afirma estar dispuesto a cumplir.

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