González invita a que los grandes grupos privados tomen el relevo de la empresa pública

Felipe González lanzó ayer un mensaje de confianza en el futuro a la clase empresarial. Ante una audiencia de más de 1.000 empresarios, quiso dejar claro en Barcelona que lo Importante ahora "no son las elecciones, sino qué país queremos a medio plazo y qué políticas debemos adoptar". González, abogó por "la estabilidad y la cohesión social" como eje para aumentarla competitividad de la economía española, invitó al capital privado a "tomar el relevo" de Ia empresa pública y se comprometió a propiciar la creación de grandes grupos industriales privados.

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Felipe González lanzó ayer un mensaje de confianza en el futuro a la clase empresarial. Ante una audiencia de más de 1.000 empresarios, quiso dejar claro en Barcelona que lo Importante ahora "no son las elecciones, sino qué país queremos a medio plazo y qué políticas debemos adoptar". González, abogó por "la estabilidad y la cohesión social" como eje para aumentarla competitividad de la economía española, invitó al capital privado a "tomar el relevo" de Ia empresa pública y se comprometió a propiciar la creación de grandes grupos industriales privados.

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Felipe González quiso ayer dejar de lado las cuestiones coyunturales para dar paso a las grandes ambiciones de futuro y a los cantos a la política industrial, en un mensaje que pretendía al mismo tiempo dar confianza a los industriales y comerciantes y dejar muy clara su intención de agotar la legislatura. Eligió, seguamente, el marco más idóneo y cómodo para ello: una audiencia de más de 1.000 empresarios -de todos los tamaños, pequeños y grandes empresarios, convocados por la Cámara de Comercio de Barcelona- en una ciudad que sintoniza más con el pragmatismo económico de los nacionalistas catalanes que con el criticismo sistemático del presidente de la patronal, José María, Cuevas, y el líder de la oposición, J. M. Aznar.González quiso así agradecer el apoyo recibido en los últimos días de Jordi Pujol, aunque en ningún momento se refirió en su discurso a la conveniencia de profundizar en la liberalización del mercado de trabajo, defendida por sus socios de legislatura en los últimos días. Bien al contrario, consideró que lo que han de hacer los empresarios es aplicar a fondo la actual normativa.

González abogó por "la colaboración de todos: del Gobierno, de los empresarios y de los trabajadores" en el objetivo común de crear un país "productivo, seguro, moderno y con un sistema de protección que lo haga socialmente cohesionado". González aseguró que Convergència i Unió (CiU) comparte lo esencial de esta idea y pronosticó: "Mientras esta visión a medio plazo, esta visión estratégica, siga siendo compartida, tengo la seguridad de que podremos seguir trabajando juntos".

González aseguró que la recuperación económica se está produciendo de forma "más intensa y más rápida" de lo previsto, aunque advirtió de la necesidad de aumentar la competitividad para lograr un crecimiento sostenido. A su juicio, aumentar la competitividad no se reduce a términos de productividad y eficacia: "Significa estabilidad y cohesión social, respeto a la legalidad y capacidad para hacerla cumplir; significa disponibilidad de infraestructuras públicas; significa la existencia de un capital humano sano y educado".

El presidente mostró su convicción de que la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) desde el 1 de enero próximo no se traducirá en un aumento de la inflación si los empresarios, a la hora de fijar precios, tienen en cuenta que este aumento del IVA se produce precisamente para reducir las cotizaciones sociales y si los sindicatos no aumentan sus demandas salariales "por el momentáneo repunte de precios de los primeros meses del año". González auguró que, si ello es así, "los tipos de interés no tienen por qué subir".

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Dio un tirón de orejas al auditorio cuando lamentó la tendencia de los empresarios a "exportar en tiempos de crisis, cuando el mercado interior está deprimido, y a dejar de hacerlo cuando se recupera".

González alabó la reforma del mercado de trabajo impulsada este año -"está en la misma dirección" que las decisiones políticas tomadas en el reciente Consejo Europeo de Essen, dijo-, y descartó implícitamente que vaya a recoger el guante de nuevas, reformas lanzado estos días por Ciu.

De entre las futuras reformas estructurales, González sí se refirió a las que afectan a la legislación sobre el suelo, los seguros privados, los colegios profesionales, el reforzamiento del control sobre el gasto público y "la ordenación del sector público empresarial y la decidida intención de llevar a la práctica una política industrial que apoye todo este proceso".

Sobre esta última cuestión fue muy explícito: "Creemos que debemos facilitar la creación de grupos industriales privados del tamaño necesario para moverse en condiciones competitivas en el nuevo marco global de la economía, Hasta ahora este papel lo ha desempeñado la empresa pública. Hay que plantear de forma sosegada, sena y rigurosa hasta qué punto sigue siendo necesario y hasta qué punto el capital privado puede y debe tomar el relevo. Ustedes tienen un claro ejemplo en el sector del gas natural". "El Gobierno está decidido a asumir este compromiso con y por la industria, y a proponerlo a la sociedad como una apuesta colectiva", apostilló.

Reducir el déficit público, cueste lo que cueste es el gran objetivo de la política macroeconómica del Gobierno.

El presidente del Gobierno se mostró convencido de que es posible alcanzar, los objetivos de convergencia de la Unión Europea y aseguró que el déficit de las administraciones centrales se reducirá este año al 5,7% del producto interior bruto (PIB) y al 5,1% en 1995. "Si la evolución de las cuentas de las comunidades autónomas y los ayuntamientos se ajusta a lo previsto, el déficit de todas las administraciones públicas bajará, en estos dos años, desde el 6,7% al 5,9%, y estamos convencidos de que, tal como nos hemos comprometido, en 1997 podremos situar este déficit en el 3% del PIB".

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