Un cuaderno de casas, ciudades e ideas

La revista de los arquitectos catalanes cumple 50 años de incitación al debate

Cuadernos de Arquitectura, una revista nacida en la Barcelona de posguerra con un obligado retrato del general Franco en la página 3, supo sortear la censura y evolucionó hasta ser ventana abierta a la arquitectura y la creación contemporaneas, plataforma de disidencia ciudadana y azote del desarrollismo. Con la democracia, Cuadernos de Arquitectura se rebautizó como Quaderns y, con dos ediciones bilingües (catalán-inglés y castellano-inglés) y una tirada de 8.000 ejemplares, se ha afianzado como una influyente revista de arquitectura. Esta semana, Quaderns celebra ...

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Cuadernos de Arquitectura, una revista nacida en la Barcelona de posguerra con un obligado retrato del general Franco en la página 3, supo sortear la censura y evolucionó hasta ser ventana abierta a la arquitectura y la creación contemporaneas, plataforma de disidencia ciudadana y azote del desarrollismo. Con la democracia, Cuadernos de Arquitectura se rebautizó como Quaderns y, con dos ediciones bilingües (catalán-inglés y castellano-inglés) y una tirada de 8.000 ejemplares, se ha afianzado como una influyente revista de arquitectura. Esta semana, Quaderns celebra su medio siglo con un número especial y una exposición en el Colegio de Arquitectos barcelonés.Los primeros Cuadernos alternaban los artículos de rescate de la modernidad -por ejemplo, un escrito en el número 1 que analizaba obras de pioneros como Walter Gropius, Ludwig Mies van der Rohe, Le Corbusier, Richard Neutra y Adolf Loos- con otras piezas más acordes con la época, como una titulada Santa María del Mar ha de recuperar su prístino esplendor. Era una combinación de posibilismo, apertura al exterior y reivindicación de la modernidad. Ya en los cincuenta, Cuadernos se hizo eco de la aparición de una nueva generación de arquitectos, como Oriol Bohigas,, Antoni de Moragas, Josep Maria Sostres, Barba Corsini, Federico Correa y Manuel de Solá-Morales.

Los sesenta fueron cruciales por el estallido constructivo que acompañó al desarrollo, pero también por la aparición de realidades arquitectónicas duras, que evidenciaban las deficiencias del Movimiento Moderno. Cuadernos se hizo eco de esa atmósfera de revisión crítica.

Firmas notables

En los números 60 y 61, de 1965, se realizaba un análisis -sorprendente para la época- de la problemática de los nuevos barrios de Barcelona. En ellos hallamos firmas notables: Jordi Pujol (un artículo de cauta redacción y sustancial significado titulado Integración y urbanismo, sobre las condiciones de vida de los inmigrantes), Francisco Candel y, en el terreno arquitectónico, Josep Emili Donato y un por entonces jovencísimo Oscar Tusquets.A partir de 1967, la apuesta por la modernidad y la apertura se afianzó de la mano de Josep Corredor Matheos. Fue en esa época cuando la revista se abrió al mundo del arte con la participación de creadores como Tàpies, Guinovart, Ráfols Casamada y Bartolozzi- y empezó a publicar sus legendarios monográficos.

Hacia los años setenta, Cuadernos tomó una línea, reivindicativa que intentaba comprender, más que la mera arquitectura, el tejido cultural y social en el que aquélla se realizaba. Dirigida por Josep, Emili Donato y con un nuevo nombre, Cuadernos de Arquitectura y Urbanismo, la publicación dio entrada a pensadores, economistas y políticos: Manuel Vázquez Montalbán, Eugenio Trias, Miquel Roca Junyent, etcétera.

Fue una etapa de inolvidables y demoledores números monográficos, como los dedicados a la arquitectura turística, a las segundas residencias y al área metropolitana de Barcelona.

Resulta curioso, pero la transición política coincidió con una cierta indefinición de la revista, reflejo de la crisis de la profesión arquitectónica barcelonesa antes de la eclosión olímpica.

A partir de 1981, el panorama circundante cambió, y la revista también. De la mano de Josep Lluís Mateo y Eduard Bru, la publicación introdrujo una nueva dimensión de rigor arquitectónico. La etapa coincidió con la transformación urbana de Barcelona. La revista se hizo internacional y pasó a figurar entre las más respetadas publicaciones mundiales de arquitectura. Ahora, Quaderns se propone mantener el cariz alternativo que le es propio. Su nuevo director, Manuel Gausa, explica que se propone "ofrecer una mirada menos dura, y más optimista sobre el presente y el futuro de la arquitectura".

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