Por fin, la fiesta española

Giulio Einaudi tuvo ayer, por fin, su fiesta española. El idilio interrumpido hace más de treinta años -cuando el Gobierno franquista le prohibió la entrada en nuestro país- se reanudó anoche en todo su apogeo. El mundo de la cultura se rindió al viejo editor italiano. Editores y escritores de todas las generaciones, políticos, Emílio, Lledó, Jaime Salinas, Julio Llamazares, Carmen Alborch, Carmen Romero, Manuel de Lope, Beatriz de Moura, Francisco Rico... acudieron al Instituto Italiano, de Madrid, para decirle que no le han olvidado, que le siguen queriendo. La publicación del libro...

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Giulio Einaudi tuvo ayer, por fin, su fiesta española. El idilio interrumpido hace más de treinta años -cuando el Gobierno franquista le prohibió la entrada en nuestro país- se reanudó anoche en todo su apogeo. El mundo de la cultura se rindió al viejo editor italiano. Editores y escritores de todas las generaciones, políticos, Emílio, Lledó, Jaime Salinas, Julio Llamazares, Carmen Alborch, Carmen Romero, Manuel de Lope, Beatriz de Moura, Francisco Rico... acudieron al Instituto Italiano, de Madrid, para decirle que no le han olvidado, que le siguen queriendo. La publicación del libro Canti della nuova Resistenza spagnola le causó problemas no sólo en España, sino también en Italia.. Vean, si no, el comunicado que hizo público en esa fecha el grupo fascista Frente Nacional de la Juventud: "El editor marxista Einaudi continúa con la publicación del libro Canti della nuova Resistenzaspagnola, propaganda subversiva al servicio de los comunistas. Este libro, además de ofender al general Francisco Franco, es un insulto a la conciencia de todos los católicos".En esa España de las sombras, el escándalo apenas trascendió de los círculos literarios. Pero tuvo repercusiones. El Premio Formentor (otorgado, entre otros, a Borges, Gombrowicz, Beckett o Gadda), organizado por Einaudi, Carlos Barral, Gallimard, Rowholt, Windenfeld, también abandonó España. Ya que Einaudi no podía viajar a nuestro país, el premio emprendió el camino del. exilio. A partir de entonces se entregó en Grecia, Túnez, Austria y Francia.

Noviembre de 1975. Murió el dictador y, con pasos lentos, llegó la democracia. Fueron días, meses, años, de enorme excitación. Giulio Einaudi lo vivió, desde la distancia, con alegría. Pero pasó el tiempo y se entristeció: sus amigos españoles le habían olvidado. Nadie le llamó, nadie quiso celebrar con él la nueva España.

La reconciliación se inició hace dos años. Einaudi viajó a Santander para participar en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo dedicado a Norberto Bobbio. Allí, tímidamente, en voz baja, se lamentó de la ruptura de sus lazos con los editores y escritores españoles, a los que tantó apoyó durante el régimen franquista.. "Llevo a España en el corazón", dijo.

La reconciliación total se consumó ayer en Madrid. La inauguración de la exposición Libros y materiales de un archivo editorial. Giulio Einaudí 1933-1994, en el Instituto Italiano, se convirtió en un homenaje al guerrero editor. Los viejos amigos, los que quedan, volvieron a reunirse con él. Einaudi no se lo creía, el instituto quedó desbordado de gente, cámaras de televisión, periodistas, amigos de siempre, todos quisieron saludarle. Se emocionó. Quiso enseñar personalmente la exposición que resume sus más de sesenta años de trabajo como editor a cada uno. Bernardo Atxaga también se emocionó: "Cómo no voy a estar aquí si es mi editor italiano". Al viejo león casi se le saltaron las lágrimas, pero no bajó la guardia: "¿Has leído la nueva novela de Daniele del Giudice? La acabo de publicar en'ltalia. Es espléndida, no te la pierdas". ,

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