Tribuna:ELECCIONES VASCAS

Empresarios

José Miguel Zaldo casi siempre va con pantalones vaqueros. Es lógico. La centenaria empresa que preside con sede en Bergara, el Grupo Tavex, suministra a las marcas del ramo 40 millones anuales de metros de tela denim para la popular vestimenta. Total, 20.000 millones de facturación en 1994. El lunes, lo eligieron empresario vasco del año por el liderazgo y la internacionalización de la firma.Desde que cayeron los aranceles comunitarios, comenta, era difícil existir sólo en Bergara. Fueron a encontrar zonas de menos coste -están en Marruecos y buscan sitio en el Este- "pero sin abandona...

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José Miguel Zaldo casi siempre va con pantalones vaqueros. Es lógico. La centenaria empresa que preside con sede en Bergara, el Grupo Tavex, suministra a las marcas del ramo 40 millones anuales de metros de tela denim para la popular vestimenta. Total, 20.000 millones de facturación en 1994. El lunes, lo eligieron empresario vasco del año por el liderazgo y la internacionalización de la firma.Desde que cayeron los aranceles comunitarios, comenta, era difícil existir sólo en Bergara. Fueron a encontrar zonas de menos coste -están en Marruecos y buscan sitio en el Este- "pero sin abandonar Bergara ni Valencia, ciudad donde tenemos la mayor planta del grupo. Además, en Bergara, se ha duplicado la producción". En su fábrica, el impacto del coste laboral supone el 17%, "pero para nuestros clientes es del 90%. De ahí que se hayan ido a lugares como Marruecos y nosotros les hemos seguido".

La lucha, predica Zaldo, está en dar calidad, servicio y buen precio. Y para eso último hay que bajar costes. "Algunos no lo comprenden. Cuando se habla de ello piensan que se quiere bajar salarios y de lo que se trata es de subir la productividad", de poner menos horas en cada kilómetro de tela. "Sólo cuando no se es capaz de mejorar calidad y productividad se hace necesario tocar los salarios. O bien cuando estos son desorbitados en comparación con la competencia".

En la fiesta del premio, donde quien más quien menos manejaba facturaciones millonarias, había un optimismo precavido. Zaldo lo comparte. "Cuando hay proyecto no falta el dinero". Admite que hay dificultades, a veces muy importantes, "pero al empresario vasco le gana el arraigo. Cuando tienes una empresa en un sitio tratas de luchar por ella. Irse fuera no es sencillo". También anima a quedarse un entorno menos crispado -"ahora se tiene respeto al empresario"- y un Gobierno vasco "que ayuda mucho".Juan Celaya, de pilas Cegasa, cree que el optimismo existente refleja deseos que se anticipan a la realidad. Convencido de que la globalización de la economía pedirá un largo ajuste no es de los que se asustan. Es difícil vender cuando apenas hay nada que no sobre, reflexiona, pero "seguiremos adelante". Esta fiesta, tiempo atrás, habría sido un mar de lágrimas. Hoy, en general, no se oye que ser empresario cueste más en el País Vasco que en otra parte, "salvo casos personales, muy desagradables, que conocemos todos", comenta con discreción un tercero.

"Las empresas se globalizan como los mercados. Nosotros vendemos el 90% fuera de España y estamos aquí, pero cotizamos en Bolsa y tenemos empresa en los Estados Unidos", explica Álvaro Videgain, presidente de Tubacex -otros 10.000 millones de facturación- .El aumento de las exportaciones lo ha puesto, como a tantos, de mejor humor. Pero previsoramente, las tres empresas que dominan el sector de los tubos, las tres vascas, están en el empeño de crear una alianza estratégica que refuerce sus posiciones. Todos vascos y todos hablando del mundo.

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