Hungría, retrato al minuto

El primer ministro húngaro pilota desde. el 15 de julio una alianza entre su partido socialista (ex comunista) y los liberales de la Unión de Demócratas Libres, precisamente el cogollo de lo que fuera disidencia anticomunista.La coalición controla el 72% de los 386 escaños parlamenta rios y prepara ya Una nueva Constitución. Aunque el acuerdo entre socialistas y liberales otorga a éstos un veto nominal sobre la política gubernamental, la batuta la lleva el Partido Socialista, que por sí solo obtuvo la mayoría absoluta el pasado mayo, cuando el derechista Foro De mocrático fue apara tosamente d...

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El primer ministro húngaro pilota desde. el 15 de julio una alianza entre su partido socialista (ex comunista) y los liberales de la Unión de Demócratas Libres, precisamente el cogollo de lo que fuera disidencia anticomunista.La coalición controla el 72% de los 386 escaños parlamenta rios y prepara ya Una nueva Constitución. Aunque el acuerdo entre socialistas y liberales otorga a éstos un veto nominal sobre la política gubernamental, la batuta la lleva el Partido Socialista, que por sí solo obtuvo la mayoría absoluta el pasado mayo, cuando el derechista Foro De mocrático fue apara tosamente derrotado. El Gobieno compartido tranquiliza más a los húngaros, que repetidamente se han manifestado en su favor, y a la opinión intemacional. Gyula Hom, presidente de los socialistas desde 1990, es un candidato de compromiso entre la izquierda del partido, representada por los sindicatos y su jefe, Sandor Nagy, y el ala liberal, encarnada por el titular de Finanzas, Laszlo Bekesi. Éste es un profesor de economía partidario de la cirugía y el encargado de cantarles a sus conciudadanos las verdades del barquero.

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Entre ellas, que hay que reducir drásticamente el gasto público y aumentar los impuestos y los precios energéticos. Y que el crecimiento salarial disminuirá en términos reales. Es decir, se desinflará el cojín de seguridad al que los húngaros estaban acostumbrados con el régimen comunista. Semejante horizonte ha puesto en el disparadero a los sindicatos (un millón de afiliados). Budapest ha renunciado a albergar la Expo-96.

Hungría tiene un astronómico déficit exterior en relación con su riqueza y una deuda bruta que es un dogal. Con una inflación del 201/o y un desempleo alrededor del 12% espera en 1994 un crecimiento del 1%. Ha devaluado el fórinto repetidamente en lo que va de año, la última vez el martes pasado (1 forinto= 1, 25 pesetas) y el Fondo Monetario Internacional mantiene sus cuentas públicas en libertad vigilada.

El primer ministro, Horn, ofreció, recientemente a los húngaros sudor y lágrimas para enmendar la situación, pero lo más desgradable del plan de estabilización ha sido pospuesto hasta enero, tras las elecciones municipales.

En el terreno exterior hay dos grandes ambiciones confesadas por el Gobierno socialista húngaro y por sus predecesores del Foro Democrático: la incorporación a la Unión Europea y a la OTAN por una vía rápida , propósito éste que comparten con Polonia, la República Checa y Eslovaquia, el grupo de. Visegrado. Todo apunta a que Budapest tendrá que esperar algunos años para poder bascular su eje definitivamente al oeste.

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Hay también un contencioso con varios de los siete países limítrofes, a propósito de la situación en ellos de las minorías de origen húngaro, más de tres millones de personas, a las que el Tratado de Trianon, tras la 1 Guerra Mundial, dejó fuera de las amputadas fronteras de Hungría. En este ámbito, el primer ministro Hom ha prescindido del diapasón nacionalista que hasta mayo manejaron sus antecesores.

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