Reportaje:

La generación sónica

El pop independiente resurge en España, con grupos muy jóvenes y pequeñas discográficas y 'fanzines'

Tras una larga etapa de sequía, el fenómeno independiente -estado de frescura creativa que no suele darse en el campo de la música producida por las multinacionales-, resurge en España de la mano de jovencísimos grupos y di9cográficas diminutas. A través de pequeños sellos, apoyados por numerosos fanzines y algunos programas especializados de radio, la música independiente española vive sus mejores días desde los tiempos de la eclosión de la nueva ola, a finales de los setenta.En países de larga tradición pop como Inglaterra o Estados Unidos, la música independiente supone una al...

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Tras una larga etapa de sequía, el fenómeno independiente -estado de frescura creativa que no suele darse en el campo de la música producida por las multinacionales-, resurge en España de la mano de jovencísimos grupos y di9cográficas diminutas. A través de pequeños sellos, apoyados por numerosos fanzines y algunos programas especializados de radio, la música independiente española vive sus mejores días desde los tiempos de la eclosión de la nueva ola, a finales de los setenta.En países de larga tradición pop como Inglaterra o Estados Unidos, la música independiente supone una alternativa a los dictados del mainstream, así como una rica cantera siempre provista de nuevas ideas y material inédito. Con más ilusión que presupuesto, estas manifestaciones artísticas han demostrado en más de una ocasión que lo independiente no ha de ser necesariamente sinónimo de elitista, tal como apuntan los casos de REM o Nirvana, ambos desarrollados al amparo de modestas compañías y un público fiel. A pesar del éxito mundial que consiguieron, estas y otras bandas han hecho voto de resistencia ante las presiones de las grandes multinacionales.

Actualmente, con sellos discográficos como Triquinoise, Munster, Por Caridad, Radiation, Goo, Waco, La Fábrica Magnética, Elefant, Colectivo Karma o Subterfuge, entre otros, la música independiente española vive un renacimiento desconocido desde hace 15 años. Frankenbooties, Penélope Trip, The Young Brian Superstar, 713avo Amor, Australian Blonde, Canadienses, Pequeñas Cosas Furiosas, Cancer Moon, Parkinson DC... La lista es tan extensa como ignota para el gran público.

"Las nuevas bandas se encuentran un panorama más crítico", afirma el locutor y periodista Jesús Ordovás, quien lleva años tomándole el pulso a este fenómeno. "A principios de los ochenta había programas especializados de televisión, como La edad de oro, mientras que en la actualidad apenas existen espacios dedicados a la música, y eso es un gran hándicap". Para Ordovás, la gran diferencia entre aquella explosión y la actual es muy clara: "Entonces todo era nuevo y producía un fuerte contraste con lo que había anteriormente. Aquello fue como una brisa de aire fresco".

Las propuestas en este campo se multiplican a una velocidad de vértigo. Luis Calvo, responsable de la revista Espiral y la discográfica Elefant, destaca la evolución y avisa: "El panorama está creciendo bastante. Salen muchos grupos buenos, pero se corre el peligro de caer en la saturación si no se controla el nivel de calidad". Calvo apunta la diferencia entre esta actividad y la que tuvo lugar en los ochenta: "Hoy no existen pretensiones comerciales, nosotros seguimos empeñados en que exista un mercado independiente que acabe teniendo una presencia fuerte en el país".

Álvaro de Torres, director de RCA, una de Ias pocas multinacionales que ha incluido en su catálogo bandas nuevas, como Surfin' Bichos o Los Planetas, cree que la falta de interés de la industria establecida por este tipo de música radica en "el miedo a lo nuevo y en la crisis que estamos viviendo. El rock sigue siendo algo maldito en nuestro país, pero desde 1992 el vuelco hacia este género es evidente, no cabe duda que el futuro está en estas nuevas bandas, ellos son el horizonte".

El hecho de que un gran porcentaje de las nuevas formaciones españolas canten en inglés se ha convertido en la gran cortapisa de cara a una posible explotación comercial. "Es algo que limita su aportación creativa, la música se convierte en puro mimetismo de lo que hacen los grupos extranjeros más en boga", opina Javier Liñán, jefe de producto nacional de esta misma compañía.

De Torres, cuya experiencia le dice que estos fenómenos no se producen casualmente y reconociendo el estado de confusión apunta: "Pero si eso ocurre es por alguna razón; ahora mismo es algo que nos desborda, pero también es cierto que es un hecho". Ordovás, que denomina a este nueva ola de bandas "la generación sónica", piensa que "la mayoría de estos grupos parecen no querer saber nada de lo que se ha hecho anteriormente en España en materia musical. Es como si quisieran hacemos creer que vienen de la nada".

Lo que sucede, según Torres, es "que los grupos independientes cantan en inglés como reacción a las bandas que les antecedieron, que lo hacían en castellano, igual que éstas, en su momento, eligieron su propio idioma como reacción a la omnipresencia de las canciones en inglés. Para que la industria asimile esta nueva ola hay que variar los planteamientos de creación, lanzamiento y distribución con estas bandas, que los utilizados hasta ahora son demasiado cuadriculados y no valen.".

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