A pie firme

No andaba descaminado el título de la segunda noche del festival. Un hilo sutil de unión recorre los aires musicales del sur de España y los del otro lado del océano, y más concretamente de los de Cuba. Dos partes bien diferenciadas y, sin embargo, con raíces y sangre comunes. Así lo demostraron los troveros de aquí, con su secular arte popular origen de varios cantes y cantos, y el grupo de Santiago con sus evolucionados sones, cuyos ancestros nacieron mayormente en nuestro sur. Pero si los participantes locales producían risas o sonrisas con sus improvisadas diatribas más o menos versificada...

No andaba descaminado el título de la segunda noche del festival. Un hilo sutil de unión recorre los aires musicales del sur de España y los del otro lado del océano, y más concretamente de los de Cuba. Dos partes bien diferenciadas y, sin embargo, con raíces y sangre comunes. Así lo demostraron los troveros de aquí, con su secular arte popular origen de varios cantes y cantos, y el grupo de Santiago con sus evolucionados sones, cuyos ancestros nacieron mayormente en nuestro sur. Pero si los participantes locales producían risas o sonrisas con sus improvisadas diatribas más o menos versificadas, los cubanos, con sus melodías y su ritmo, provocaron el delirio.Vieja Trova Santiaguera, ¡siempre te recordarán!, cinco niños, que suman- cerca de 400 años, encorsetados en sus trajes oscuros, corbatas, gorras de visera y sombreros; bajo una apariencia de serena resignación, como de presencia en un velatorio, ¡cuánto nervio y armonía musical! Retirados de distintas bandas isleñas como Los Compadres o El Cuarteto Patria, y en edades comprendidas entre los 67 y 82 años, decidieron recientemente constituirse en quinteto para seguir gozando y hacer gozar. Son, guarachas, rumbas y boleros: 11 temas en total, más de hora y media a pie firme bailando y haciendo bailar y cantar sus estribillos. Además, la simpatía verbal del benjamín (67 años) Reinaldo Errezuelo, unida a su dominio de una guitarra de diez cuerdas casi única en el mundo, llamada tres, que maneja como quiere, logró la apoteosis de comunicación con el público pasadas las dos de la madrugada.