Crítica:ROCK

El hielo que quema

En el continuo revival del rock, este legendario cuarteto sueco supone la querencia, sin más, por el garage sound, sin ninguna gana de evolucionar hacia la siguiente estación, el grunge. O sea, más de los años sesenta y menos de los setenta. Así quedó demostrado en una vibrante actuación, destinada a acallar al principal demonio de los conciertos en directo, hoy por hoy, en España: el aburrimiento.Durante más de hora y cuarto, estos vikingos fascinados por el rock eléctrico, rico en decibelios, dieron un buen repaso a los temas más potentes de su extensa discografía...

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En el continuo revival del rock, este legendario cuarteto sueco supone la querencia, sin más, por el garage sound, sin ninguna gana de evolucionar hacia la siguiente estación, el grunge. O sea, más de los años sesenta y menos de los setenta. Así quedó demostrado en una vibrante actuación, destinada a acallar al principal demonio de los conciertos en directo, hoy por hoy, en España: el aburrimiento.Durante más de hora y cuarto, estos vikingos fascinados por el rock eléctrico, rico en decibelios, dieron un buen repaso a los temas más potentes de su extensa discografía, sin dejar un minuto de descanso al puñado de aficionados que se empeñaban en mantener con vida la práctica de bailar pogo a base de empujones.

The Nomads

Nick VahIberg (voz y guitarra), Hans Ostlund (guitarra), Bjórne Fróberg (bajo) y J. Erickson (batería). Sala El Sol. 1.500 pesetas. Miércoles, 15 de junio.

I'm out of it, But vibes, Surfin's in the bars o Fire & brimstone son canciones apoyadas en la resolución de un rotundo y efectivo riff de guitarra, por lo que, a no ser que el grupo salga dormido a escena, siempre funcionan y contagian de diversión energética al público. Era la premisa número uno del punk. De ahí que también sonaran clásicos del género, vía Damned, Dictators y Wipers. Tal vez sea la incendiaria voz de Nick VahIberg, educada en el estilo de Joey Ramone. O la guitarra de Hans Ostlund, utilizada como arma mortífera. O quizá el secreto esté en una sección rítmica que no deja el mínimo espacio a sutilezas. El caso es que hay fuego en el corazón de estos nórdicos, empeñados en demostrar a sus fans latinos que el hielo también puede quemar.

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