Sin pena ni gloria
Hay conciertos en las noches madrileñas en los que la guitarra es la reina; esta vez fue una reina déspota a la que el público de primera línea y los propios músicos entregaron con increíble sumisión todas sus expectativas. La primera en caer fue la diversión dejando que la guitarra devorara sin compasión cualquier otra actitud.Con un solo trabajo editado, Wanna smash sensation el reclamo de la banda consiguió atraer a un público de los llamados stage-divers: inevitables kamikazes que dan histéricos saltos sobre escenario y público.Bum consiguió tocar entre el acoso, pero ...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Hay conciertos en las noches madrileñas en los que la guitarra es la reina; esta vez fue una reina déspota a la que el público de primera línea y los propios músicos entregaron con increíble sumisión todas sus expectativas. La primera en caer fue la diversión dejando que la guitarra devorara sin compasión cualquier otra actitud.Con un solo trabajo editado, Wanna smash sensation el reclamo de la banda consiguió atraer a un público de los llamados stage-divers: inevitables kamikazes que dan histéricos saltos sobre escenario y público.Bum consiguió tocar entre el acoso, pero el sonido de los micrófonos y guitarras se perdía de continuo al soltarse los cables con sus saltos. La tensión, energía y vitalidad del punk-rock del cuarteto se mostró como un bloque sin esquinas, machacón, que fue descubriendo sus limitaciones e incapacidad pata dejar de repetirse hasta la saciedad.
Bum
Kevin Lee (bajo y coros), Andrew Molly (guitarra y voz), Rob Nesbitt (guitarra y voz), Graham Watson (batería y coros). 400 personas. Precio: 1.700 pesetas. Revólver Club. Madrid, 27 de mayo.