Ni Yeltsin ni Clinton

La historia del Parlamento Europeo (PE) está jalonada de grandes momentos históricos, al margen del estricto trabajo parlamentario. Se trata de las intervenciones de personalidades de la vida internacional, que se producen a veces en momentos decisivos de la historia.Éste ha sido el caso, entre otros, de Anuar el Sadat, Raúl Alfonsín, Ronald Reagan o Juan Pablo II. La intervención de Juan Carlos I, en 1986, coincidiendo con la incorporación de España a la Comunidad, fue una de estas intervenciones sonadas que pasan a los anales del PE.

Pues bien, en la legislatura 1989-1994, que corresp...

La historia del Parlamento Europeo (PE) está jalonada de grandes momentos históricos, al margen del estricto trabajo parlamentario. Se trata de las intervenciones de personalidades de la vida internacional, que se producen a veces en momentos decisivos de la historia.Éste ha sido el caso, entre otros, de Anuar el Sadat, Raúl Alfonsín, Ronald Reagan o Juan Pablo II. La intervención de Juan Carlos I, en 1986, coincidiendo con la incorporación de España a la Comunidad, fue una de estas intervenciones sonadas que pasan a los anales del PE.

Pues bien, en la legislatura 1989-1994, que corresponde a la época de los mayores cambios de nuestra época desde la II Guerra Mundial, el PE no ha aumentado el poder de su caja de resonancia, sino que, como máximo, lo ha mantenido, o quizás, incluso lo ha disminuido. Como mínimo, las cuatro personalidades más poderosas de nuestra época los dos presidentes de EE UU George Bush y Bill Clinton y los presidentes de la Unión Soviética y de la Federación Rusa Mijail Gorbachov y Borís Yeltsin, respectivamente, no han pisado la sala de plenos del PE.

Los portavoces del PE subrayan la importancia de las intervenciones de Yasir Arafat e Isaac Rabin en diciembre de 1993, justo en los días en que se hallaba a punto de arrancar el proceso de paz. También han hablado en sesiones solemnes la Reina de Inglaterra, Václav Hável, Lech Walesa, Carlos Salinas de Gortari, Patricio Aylwin, Carlos Andrés Pérez, Hussein de Jordania, Hosni Mubarak, Carlos Menem y Thomas Klestil.

Pero faltaron los más importantes. No deja de ser una paradoja que el primer viaje de Clinton a Europa, en enero pasado, que duró casi una semana, soslayara la intervención ante el único órgano de elección directa de los europeos. La Casa Blanca quería que el acto se celebrara en Bruselas -la sede circunstancial- en vez de en Estrasburgo -la sede oficial- y propuso reunir a los eurodiputados en domingo. Al fin, no hubo nada y el PE se quedó sin Clinton.