Crítica:CLÁSICA

Un buen Bruckner enlaza con un gran Mozart

Los ciclos de la Fundación Caja de Madrid, no cesan. Terminó la semana con la clausura de la serie Bruckner, en un muy bello concierto de la Orquesta de la Radio de Francfort, dirigida por Eliahu Inbal, que tuvo a su cargo la Quinta sinfonía. Para que el enlace con el festival que ahora comienza fuera más perfecto, Inbal hizo una preciosa lectura de la Sinfonía en re mayor Haffner, de Mozart.El éxito fue grande y no lo ha sido menos la iniciación del 7º Festival Mozart. Orquesta y director eran bien distintos a los de Francfort, pues se trataba de ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los ciclos de la Fundación Caja de Madrid, no cesan. Terminó la semana con la clausura de la serie Bruckner, en un muy bello concierto de la Orquesta de la Radio de Francfort, dirigida por Eliahu Inbal, que tuvo a su cargo la Quinta sinfonía. Para que el enlace con el festival que ahora comienza fuera más perfecto, Inbal hizo una preciosa lectura de la Sinfonía en re mayor Haffner, de Mozart.El éxito fue grande y no lo ha sido menos la iniciación del 7º Festival Mozart. Orquesta y director eran bien distintos a los de Francfort, pues se trataba de The age of enlightenment (El siglo de las luces) y de Frans Brüggen (Amsterdam, 1934), el fabuloso flautista barroco y ahora director especializado.

Orquesta de la Radio de Francfort y The Age of Enlightment

Scherzo, Comunidad y Fundación Caja de Madrid. Orquesta de la Radio de Francfort (director, E. Inbal), Quinta Sinfonía de Bruckner y Sinfonía en re mayor Haffner de Mozart. The Age of Enlightment (director: F. Brüggen),Concierto en re mayor y Sinfonía en sol menor (k. 183) de Mozart. Auditorio Nacional. Madrid, 19 y 23 de mayo.

Brüggen, ya se sabe, es un excelente músico y su labor para limpiar de escorias y adherencias la música pretérita, constituye un capítulo importante en la interpretativa contemporánea. Lo que no le sucede cuando actúa como flautista, aparece en sus funciones conductoras; en el primer caso, el historicismo se torna algo vivo, fresco y palpitante; en el segundo, parecen unirse al resplandor del músico interpretado -Haydn, Mozart-, la sombra de su cuerpo embalsamado.

Lo mejor de este concierto, que comenzó con un buen Haydn, fue la actuación de la flautista Liza Beznosluk, en el Concierto en re mayor que expuso con perfecto estilo y, a la vez, con humanísima expresividad.

Fantasma del romanticismo

También la tuvo la violinista Elizabeth Wallfish, pero tras su hacer aparecía, una y otra vez, como el fantasma del romanticismo. Decir que Brüggen y los magníficos instrumentistas del Siglo de las Luces jugaron un papel decisivo en la versión, se me antoja una auténtica obviedad.Como final escuchamos esa maravilla que es la Sinfonía en sol menor (K. 183), escrita en Salzburgo el año 1773. En la plantilla intervienen, junto a los arcos, dos oboes, dos fagotes y cuatro trompas, más la intención y los resultados cuentan entre lo más sutil y transparente de la invención mozartiana.

Habita en estos pentagramas una rara melancolía apoyada en la tonalidad de sol menor que reaparecerá en la sinfonía penúltima, las dos únicas en las que Mozart nos habla en modo menor. El discurso, cantabile y segmentado, posee en su distanciada naturaleza una emocionante tensión que sufre un tanto en las versiones digamos modernas. Una gran tarde, augurio de las mejores cosas para el festival.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En