Cartas al director

Madrid Sur

En relación con un artículo publicado en la sección de su diario dedicada a Madrid el día 17 de abril desearía hacer las siguientes matizaciones.Madrid-Sur es una ambiciosa operación urbanística digna de todo elogio, cuyo resultado final ya se puede observar en esta zona, situada en el distrito de Vallecas, cerca de Entrevías. Se trata de un barrio nuevo, perfectamente proyectado sobre el papel y bien realizado en la práctica, con alrededor de seis mil viviendas construidas en régimen de cooperativa, de las cuales ya hay una buena parte habitada.

Hay un punto negro en el desarrollo del ...

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En relación con un artículo publicado en la sección de su diario dedicada a Madrid el día 17 de abril desearía hacer las siguientes matizaciones.Madrid-Sur es una ambiciosa operación urbanística digna de todo elogio, cuyo resultado final ya se puede observar en esta zona, situada en el distrito de Vallecas, cerca de Entrevías. Se trata de un barrio nuevo, perfectamente proyectado sobre el papel y bien realizado en la práctica, con alrededor de seis mil viviendas construidas en régimen de cooperativa, de las cuales ya hay una buena parte habitada.

Hay un punto negro en el desarrollo del proyecto. Me refiero a las parcelas adjudicadas a la cooperativa PSV, de las cuales hay una parte en la que no han comenzado todavía las obras, y otras en fase inicial de construcción, pero todas paralizadas como consecuencia de la suspensión de pagos de IGS, la empresa encargada de gestionar la construcción de las viviendas.

Desgraciadamente, éste no es el único punto negro de Madrid Sur. Hay otras tres parcelas (185 viviendas) adjudicadas a una cooperativa más modesta, llamada IVM, de cuya gestión también se hizo cargo en su día la ya tristemente célebre IGS, como consecuencia de lo cual las obras están paralizadas a falta de unas ocho semanas para su terminación.

La solución que nos han propuesto los miembros del consejo rector de nuestra cooperativa, algunos de los cuales están estrechamente vinculados con IGS, es que los cooperativistas paguemos la deuda que esta empresa tiene con la constructora, ya que así conseguiremos que se terminen las viviendas y evitaremos que sigan aumentando los intereses de demora. Más tarde, si es posible, recuperaremos parte de esta cantidad, pero esto es algo en lo que nadie confía, ya que sería IGS la que tendría que devolver este dinero. Todo esto, unido a la desviación sobre el precio que originalmente figuraba en el contrato, supone un incremento de aproximadamente un 20% en el precio final.

Y no tendremos más remedio que aceptar estas condiciones, aunque defenestren nuestras ya precarias economías. Pero me niego a que nos pongan como ejemplo ante otras promociones en la misma situación, porque nos han colocado entre la espada y la pared.-

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