Los rebeldes ruandeses cierran a decenas de miles de refugiados el paso a Tanzania

El masivo éxodo de ruandeses que huyen en desbandada hacia Tanzania de la guerra sin cuartel entre el Ejército (de mayoría hutu) y los rebeldes tutsis fue cortado ayer en seco cuando una columna de estos últimos ocupó el puente fronterizo de Rusomo, única vía de escape a través del río Kagera, en el sureste del país.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pidió anoche a los rebeldes que dejaran salir de Ruanda a los que lo desean. Un funcionario de esta organización, Jacques Franquin, aseguró desde la ciudad norteña de Mwanza que unas 250.000 personas cruzaron el puen...

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El masivo éxodo de ruandeses que huyen en desbandada hacia Tanzania de la guerra sin cuartel entre el Ejército (de mayoría hutu) y los rebeldes tutsis fue cortado ayer en seco cuando una columna de estos últimos ocupó el puente fronterizo de Rusomo, única vía de escape a través del río Kagera, en el sureste del país.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pidió anoche a los rebeldes que dejaran salir de Ruanda a los que lo desean. Un funcionario de esta organización, Jacques Franquin, aseguró desde la ciudad norteña de Mwanza que unas 250.000 personas cruzaron el puente antes de que los rebeldes lo ocuparan en la madrugada del viernes."En ese momento concluyó el éxodo", señala. "Tal vez haya todavía en el interior de Ruanda gente que quiere huir, pero que no lo intenta por temor a los rebeldes". Los guerrilleros, por su parte, niegan haber cortado el paso a los refugiados, e instan al regreso a los que están en Tanzania.

En el lado tanzanés de la frontera, ruandeses exhaustos, algunos con los pies ensangrentados, duermen al aire libre o bajo improvisados refugios fabricados con arbustos. La mayoría de los que lograron cruzar el río Kagera, actualmente con un enorme caudal de agua, son miembros de la mayoritaria tribu hutu y huyen de los rebeldes del Frente Patriótico de Ruanda (FPR), según varios testigos.

Algunos testigos aseguran que sobre las aguas del Kagera flotan numerosos cadáveres, y que en el puente de Rusomo se amontonan los machetes que los refugiados tuvieron que abandonar para ser admitidos en Tanzania.

Las fuerzas del FPR avanzan mientras tanto en la capital, Kigali, y en otras zonas de este pequeño país centroafricano, en una guerra salvaje que estalló tras el accidente (con visos de atentado) en el que pereció el 6 de abril el presidente Juvenal Habyarimana (un hutu) y que, según algunas estimaciones, se ha cobrado desde entonces más de 200.000 vidas.

La mayoría de las víctimas de las matanzas de abril, que aún continúan, eran tutsis, asesinados por soldados y milicianos hutus. Pero también fueron muertos hutus favorables a un acuerdo político con los rebeldes. No obstante, las atroces matanzas se han producido en ambos bandos.

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En Kigali, los rebeldes y las fuerzas gubernamentales intercambiaban fuego de mortero en la zona oeste, y ambos bandos estudiaban las propuestas de las Naciones Unidas de un alto el fuego inmediato. Una tregua declarada por el FPR, sin embargo, se vino abajo la pasada semana.

Por otra parte, un terrateniente belga residente en Ruanda, Marcel Gerin, de 48 años, ha descrito las atrocidades de las últimas semanas como algo "sólo comparable a lo que hicieron los nazis", y cita hechos tan tremendos como personas despedazadas con machetes y hachas, cráneos aplastados con piedras y niños maniatados y arrojados vivos a los ríos. "En los platanares", asegura, "hay más cadáveres que plátanos".

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