El 'Endeavour' espía la cara oculta de la Tierra

La nave detecta abundante monóxido de carbono en el hemisferio norte

El transbordador espacial Endeavour se ha transformado esta semana en un observatorio privilegiado de la Tierra, durante una misión de rastreo científico entre cuyos 400 objetivos cabe contar ciudades ocultas, bosques, volcanes y glaciares, y asimismo, zonas de interés económico, como las agrícolas. De momento, alguno de sus hallazgos no es agradable. La nave ha detectado fuertes cantidades de monóxido de carbono en el hemisferio norte, según informa la NASA.

"No esperábamos que estuviese así de sucio", dijo el pasado viernes Henry Reichle, responsable del programa de la NASA para M...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El transbordador espacial Endeavour se ha transformado esta semana en un observatorio privilegiado de la Tierra, durante una misión de rastreo científico entre cuyos 400 objetivos cabe contar ciudades ocultas, bosques, volcanes y glaciares, y asimismo, zonas de interés económico, como las agrícolas. De momento, alguno de sus hallazgos no es agradable. La nave ha detectado fuertes cantidades de monóxido de carbono en el hemisferio norte, según informa la NASA.

"No esperábamos que estuviese así de sucio", dijo el pasado viernes Henry Reichle, responsable del programa de la NASA para Medición de Contaminación del Aire desde Satélites.En misiones precedentes, se había contemplado más monóxido sobre el hemisferio sur, lo cual había sido atribuido a la deforestación. Pero el Endeavour descubre un hemisferio sur "limpio", a diferencia del norte. Para Reichle, puede ser un fenómeno pasajero, porque el monóxido de carbono se destruye más despacio en invierno. Los principales elementos responsables de esa polución son los vehículos, los incendios forestales y la contaminación industrial.

El comandante Sidney M. Gutierrez y su tripulación de cinco personas han estado, desde el inicio de la misión el pasado sábado, trabajando en tomar miles de fotografías de la Tierra y operando dos radares de apertura sintética (SAR), hasta completar el programa previsto. El transbordador espacial volverá el próximo martes.

Los radar, que pueden observar a través de las nubes, de los árboles, del hielo y la nieve y la arena seca, son similares a los que navegan a bordo del satélite europeo ERS-1, pero la diferencia radica en que éste se encuentra en órbita alrededor de los polos y a una altura superior (900 kilómetros) a la del transbordador.

Una vuelta cada 89 minutos

Situado en una órbita ligeramente inclinada con relación al Ecuador y a unos 215 kilómetros de altura, el Endeavour, que completa una vuelta a la Tierra cada 89 minutos, puede observar mejor que los aviones.Durante la presente misión realizará nada menos que 419 maniobras para apuntar sus camaras hacia los lugares seleccionados. En total se obtendrá una información que ocuparía unas 20.000 enciclopedias, aunque únicamente se observará el 5% de la superficie terrestre.

La misión actual está destinada también a calibrarla exactitud de los datos proporcionados por los radar, uno de los cuales es de fabricación estadounidense y el otro italo-germana.

Para ello, en 19 lugares escogidos por su interés para diversas áreas de investigación (en ecología, hidrología, oceanografía o precipitación, por ejemplo) esta semana hay equipos de científicos que toman datos que luego se verán contrastados con los obtenidos desde el cielo. En total participan 13 países en esta misión, cuyos datos tardarán un año en analizarse.

Entre los lugares en que se está concentrando el transbordador, figura la zona de Oman donde, gracias a imágenes que fueron realizadas durante un anterior vuelo de estos vehículos espaciales, se localizaron los probables restos de la mítica ciudad de Ubar.

Las nuevas imágenes permitirán confirmar si existen restos enterrados de construcciones o lechos de antiguos ríos. También se han observado zonas de la ruta de la seda en el desierto chino y el Sahara Central, así como los Andes y los Alpes.

Los radar pueden trabajar juntos o separados, barriendo la Tierra en franjas de entre 15 y 90 kilómetros, según la orientación de las antenas. La resolución obtenida en las imágenes (el tamaño mínimo de un objeto que se puede distinguir) también varía, entre 10 y 200 metros. Se han obtenido imágenes por radar "sumamente espectaculares" de las inundaciones del Misisipí.

Archivado En