Editorial:

Alguien sobra

ALGUIEN SOBRA en el Ministerio de Exteriores español. Sobra quien, desde el sosiego madrileño, es capaz de decir que "no estamos para buscar monjas en la selva" cuando recibe una llamada de auxilio de las heroicas religiosas que han convertido su hospital de Kibuye, en Ruanda, en un pequeño protectorado para los que buscan refugio a la matanza. Sobra quien fuera responsable de la delegación española en Kenia, que no estuvo, sin razón aparente, para socorrer a unas compatriotas que huían del holocausto étnico tras una lucha infructuosa para paliarlo. Sobra, en definitiva, quien piense que el ra...

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ALGUIEN SOBRA en el Ministerio de Exteriores español. Sobra quien, desde el sosiego madrileño, es capaz de decir que "no estamos para buscar monjas en la selva" cuando recibe una llamada de auxilio de las heroicas religiosas que han convertido su hospital de Kibuye, en Ruanda, en un pequeño protectorado para los que buscan refugio a la matanza. Sobra quien fuera responsable de la delegación española en Kenia, que no estuvo, sin razón aparente, para socorrer a unas compatriotas que huían del holocausto étnico tras una lucha infructuosa para paliarlo. Sobra, en definitiva, quien piense que el rango diplomático se exhibe mejor sirviendo buenos canapés que estando a pie de obra cuando realmente se les necesita. El ministro Solana deberá dar cumplidas explicaciones sobre estas conductas que, en algún caso y para que nada falte, van acompañadas de una intolerable grosería. Solana remendó ayer parcialmente tanta ineptitud y destituyó de su cargo al funcionario que había despachado la citada llamada de auxilio.Tres monjas españolas en Kibuye mantienen el socorro humanitario en un lugar donde se ha desvanecido la idea de persona. Estas mujeres merecen, por descontado, el respeto de todos, incluso de los burócratas ministeriales. Respeto y, por parte de la autoridad española, el máximo apoyo porque son ellas y no endomingados diplomáticos la verdadera embajada de España.

La ciudadanía ha descubierto de repente de qué manera ejemplar tres ciudadanas -hay más- entienden el compromiso con el prójimo. Que la respuesta de Exteriores a todo eso haya sido la ineficacia y el insulto exige que alguien o algunos paguen por ello. Solana ha iniciado, con el citado expediente, un proceso de enmienda. La reacción a tanto desastre diplomático ha de ser pronta, sin excusas y severa. Ayer, se dio un primer paso, tan positivo como exigible. Paso que debe llevar a una explicación diáfana de lo ocurrido y a la sanción de todos los causantes.

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