España y Cuba ultiman el plan para liberalizar la economía de la isla

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La estancia de Carlos Lage y José Luis Rodríguez en Madrid se enmarca en la labor de asesoramiento que las autoridades españolas proporcionan a las cubanas desde que, en julio de 1993, Castro pidió a González en Salvador de Bahía (Brasil), que le facilitara expertos para mejorar la eficacia de la economía cubana, sumida en una profunda crisis. Al mes siguiente, el ex ministro de Economía y hoy presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, viajó a La Habana acompañado por un equipo de expertos y redactó un primer informe sobre las reformas necesarias.

Una vía para facilitar la adaptación de la economía cubana, según algunos expertos españoles, sería conservar la propiedad pública de un cierto número de empresas y encomendar su gestión a la iniciativa privada. Y todo ello lo más rápidamente posible. Buena parte de las dificultades de la economía cubana se deben a que las empresas públicas lastran las arcas del Estado, problema que disminuiría, según los expertos, si las ayudas para el funcionamiento y el pago de salarios de esas empresas fuera entregado a los trabajadores constituidos en cooperativas o empresas privadas.

De las explicaciones dadas por las autoridades cubanas se desprende que existe una concentración, incluso desde el punto de vista geográfico, de la población en las empresas públicas. Esos empleados podrían encontrar un futuro más halagüeño en cooperativas o en el denominado autoempleo. Pero esa movilidad laboral requeriría una redistribución de la población en la isla.

Los ahorros de los cubanos no encuentran salida en el mercado por la escasez de los bienes que pueden comprar. Esa acumulación de pequeñas cantidades, guardadas a menudo en la propia vivienda, exige una reforma monetaria, que para ser totalmente eficaz exigiría, asimismo, ir acompañada de una reforma económica.

Citas con ministros

La agenda madrileña de Lage y Rodríguez, que tienen previsto abandonar España el sábado, está repleta de citas. Además de entrevistarse con González, ambos políticos almorzaron el martes con Solchaga. Asimismo, se reunirán con los titulares de Exteriores, Javier Solana; de Economía y Hacienda, Pedro Solbes; y de Comercio y Turismo, Javier Gómez Navarro; así como con expertos del Banco de España.

Como en los demás asuntos relacionados con Cuba, el Gobierno español lleva esta visita con el máximo sigilo. Prueba de ello es que los portavoces de Presidencia del Gobierno y de los ministerios visitados por ambos huéspedes cubanos no facilitan información.

Una de las razones esgrimidas para mantener la discreción sobre esta visita es el escepticismo por parte de los expertos españoles respecto a las posibilidades reales de que las autoridades cubanas pongan en práctica los consejos que reciban. "La distancia entre lo que escuchan y lo que después hacen es abismal", asegura un alto cargo de Exteriores. Por su parte, la delegación cubana ha rogado a los responsables del protocolo español que les acompañan que les ayuden a evitar todo contacto con periodistas y fotógrafos.

Lage y Rodríguez fueron, junto a Fidel Castro, los principales interlocutores de Solchaga durante su visita a Cuba. Solchaga les esbozó cómo se debía conducir un cambio económico de envergadura para adecuar la isla a un mundo sin socialismo y superar la grave crisis económica desencadenada tras la desaparición de la URSS. Solchaga explicó a Castro que la única forma de salvar las conquistas sociales de la Revolución es aplicando principios de la economía de mercado.