ENSAYO DE LOS 'OSCARS'

El realismo oprime la fantasía de Hollywood

Un escalofrío de realismo recorre la industria de Hollywood, que presenta este año el lado más marginal o injusto de la vida

En este año en que lo políticamente incorrecto produce verdadero pavor, la organización para la entrega- de los oscars de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood ha incurrido en una audac¡a que puede acabar convirtiéndose en una imprudencia. Es decir, elegir a Whoopi Goldberg para ejercer de anfitriona-conductora del show más importante jamás contado. Whoopi, cuyos honorarios de ocho millones de dólares por filme son los más altos que recibe una mujer -aunque Tom Hanks, por Philadelphia, ha cobrado cuatro millones más: virilidad obliga-, será la primera mujer que real...

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En este año en que lo políticamente incorrecto produce verdadero pavor, la organización para la entrega- de los oscars de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood ha incurrido en una audac¡a que puede acabar convirtiéndose en una imprudencia. Es decir, elegir a Whoopi Goldberg para ejercer de anfitriona-conductora del show más importante jamás contado. Whoopi, cuyos honorarios de ocho millones de dólares por filme son los más altos que recibe una mujer -aunque Tom Hanks, por Philadelphia, ha cobrado cuatro millones más: virilidad obliga-, será la primera mujer que realice tal menester y, sobre todo, la primera persona negra, perdón, africanoamericana, que se vea en semejante trance.Pasa a la página 36

El lado marginal

La ley de los Oscar

Sin embargo, este año, las propuestas para el Oscar inciden en el lado marginal o injusto de la vida. La lista de Schindler, de Steven Spielberg, con 12 candidaturas , habla cruda y ascéticamente del racismo. Tom Hanks, mejor actor por Philadelphia, es un abogado enfermo de sida repudiado por su enfermedad. Daniel Day-Lewis, también postulante al Oscar a la mejor interpretación estelar masculina -En el nombre del padre-, incorpora a un hombre injustamente sometido a prisión. Angela Basset -aspirante al premio a la mejor protagonista- da vida a una Tina Turner brutalmente apaleada por su marido antes de salir a flote. Leonardo DiCaprio es el joven actor que opta al Oscar por hacer de minusválido. Anthony Hopkins representa, en Lo que queda del día, a la pasiva y resistente clase oprimida -sin saberlo- del mayordomo británico. Emma Thompson, en la misma película -por la que aspira al premio grande, que ya ganó el año pasado-, es una mujer que no recibe amor de aquel a quien ama. Holly Hunter, en El piano, se queda muda a causa de una infancia traumatizada. Liam Neeson, en La lista de Schindler, es un nazi compasivo. Y Debra Winger muere de cáncer en Tierras de penumbra.Diríase, por tanto, que un escalofrío de realismo recorre la industria cinematográfica hollywoodiense en su representación estelar de los Oscars, mientras la más exquisita discreción trata de mantener envuelta en velos su fantasía. Bob Werden, publicista, una especie de reinona que lleva 20 años al frente de las relaciones con la prensa, no suelta prenda sobre lo que ocurrirá mañana por la noche en el escenario del Dorothy Center Pavillion, pero aun así se ha filtrado que el primer Oscar, a la dirección artística, lo entregará Tom Hanks, y que el espectáculo finalizará unas tres horas más tarde con, nada menos, Harrison Ford -nunca propuesto- proclamando la mejor película. Uno de los pocos secretos desvelados: el guapo Keith Carradine interpretará una de las canciones nominadas. Carradine une a sus muchas, y algunas evidentes cualidades el ser un estupendo cantante, como recordarán quienes le vieran en Nashville, de Robert Altman. Allí intepretaba I'm easy, lo que, por desgracia, no resulta ser tan verdad. A wink and a smile, del filme Algo para recordar, que opta al Oscar para la mejor canción original, será interpretada, seguramente, por Dolly Parton.

Nuestra Belle époque, candidata al premio a la mejor película extranjera, ha convocado en Hollywood al director, Fernando Trueba; a los protagonistas, Ariadna Gil, Maribel Verdú, Penélope Cruz y Jorge Sanz, y al productor, Andrés Vicente Gómez, que viene acompañado por su mujer, la escritora Carmen Rico-Godoy. Trueba, que no es mitómano, pero sí es sensible, vive en un hotel muy cercano al local a cuya puerta cayó muerto "como un perro", dice, River Phoenix. Para compensar, se consuela pensando que en Hollywood habita su admirado Billy Wilder. Además del equipo de Trueba, están en Hollywood dos españoles con credenciales aquí: Antonio Banderas y Victoria Abril. Al primero lo promocionan concienzudamente sus agentes norteamericanos, y va a aparecer por segunda vez en el escenario del Oscar, introduciendo a Bruce Springsteen, que cantará su Streets of Philadelphia.

Quien mejor respirará cuando, en la "noche del martes -para ustedes, que lo podrán ver por Canal +, ya será madrugada-, finalice la ceremonia será Gilbert Cates, el productor del espectáculo. Y eso será si todo va bien.

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