Alemania y España discrepan sobre la ampliación

Las negociaciones de adhesión de Noruega a la Unión Europea (UE) se reanudaron ayer en Bruselas con una serie de contactos entre un amplio equipo de cuatro ministros noruegos y los representantes de la troika comunitaria, formada por la actual presidencia griega, Bélgica y Alemania. El ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, se mostró convencido ayer de que el 1 de enero de 1995 habrá una Europa con 16 socios, mientras que su homólogo español, Javier Solana, explicó, en declaraciones a la agencia Efe y a Televisión Española, que España "no celebrará ni dará el visto bueno a la ampliación"...

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Las negociaciones de adhesión de Noruega a la Unión Europea (UE) se reanudaron ayer en Bruselas con una serie de contactos entre un amplio equipo de cuatro ministros noruegos y los representantes de la troika comunitaria, formada por la actual presidencia griega, Bélgica y Alemania. El ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, se mostró convencido ayer de que el 1 de enero de 1995 habrá una Europa con 16 socios, mientras que su homólogo español, Javier Solana, explicó, en declaraciones a la agencia Efe y a Televisión Española, que España "no celebrará ni dará el visto bueno a la ampliación" si no se atienden sus reivindicaciones sobre pesca y sobre la minoría de bloqueo en las votaciones del Consejo de Ministros.

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Concluido el primer tramo de negociación con Austria, Finlandia y Suecia, quedan por resolver la negociación con Noruega y los puntos pendientes de la negociación global: Unión Económica y Monetaria; redistribución del presupuesto hasta 1999, teniendo en cuenta las nuevas aportaciones financieras; reparto de votos, y minoría de bloqueo en el Consejo de Ministros. Todo debe estar cerrado mañana por la noche con el objetivo de que el Parlamento Europeo pueda recibir esta misma semana una declaración política que le permita empezar a trabajar en su imprescindible ratificación, a efectuar en la sesión de mayo, la última de esta legislatura. Si no se llegara al acuerdo global, ninguno de los cuatro, no sólo Noruega, podría incorporarse a la Unión.España será uno de los más destacados protagonistas de las últimas 48 horas de negociación. "Nuestros socios comunitarios tienen que saber que no podemos ceder", afirmó ayer el ministro Solana. El titular de Exteriores, que cuenta con reputación de, persona muy cordial y dialogante entre sus colegas europeos apostilló: "Antes que nada soy ministro de Asuntos Exteriores de España".

"Estoy seguro de que las negociaciones con Noruega de esta próxima semana para su ingreso en la UE se desarrollarán de forma positiva", dijo en cambio ayer mismo el ministro de Exteriores alemán, Klaus Kinkel, en unas declaraciones radiofónicas. Kinkel añadió que las consultas populares "no representarán ningún peligro". "Me extrañaría que los resultados fueran negativos", dijo. Alemania se ha encargado durante toda la semana de mantener el diálogo con Noruega sobre el contencioso pesquero en nombre de los Doce.

Esperar a la última hora

Aparentemente no ha habido progreso alguno en esta negociación entre Noruega y la UE, pero existe al parecer una contrapropuesta que aparecerá sobre la mesa en el último momento. Oslo podría ofrecer como primera y última oferta 3.000 toneladas de bacalao ártico, como respuesta a la petición española de 7.000 toneladas por derechos históricos y 11.000 (a compartir con Grecia y Portugal) como aportación a la política de cohesión europea.

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La ministra de Comercio, Grete Knudsen, aseguró ayer por la mañana que se sentía optimista respecto al curso de las conversaciones.

El principal protagonista de la negociación, el titular de Pesca, Jen Henry Olsen, dijo que se han efectuado "pequeños avances en todo, pero no en lo sustancial". Los puntos que se, debatían ayer eran el régimen de subvenciones a la industria agroalimentaria a través de la ayuda a precios, los fondos para las regiones árticas y subárticas y las ayudas a la agricultura.

El decisivo voto de los pescadores

Sólo un dos por ciento de la población noruega se halla directamente vinculada a la pesca. Entre 25.000 y 30.000 personas tienen en ella su única fuente de ingresos. La contribución del sector al Producto Nacional Bruto (PNB) noruego significa poco más del 1%. El peso de la pesca y sus productos derivados en la balanza comercial es mayor, del orden del 6,7% del valor total de las exportaciones. La pesca es, pues, un sector relativamente importante en la economía noruega pero tiene en cambio un papel central en la vida del país y en la idea que los noruegos se hacen de sí mismos.Estos millares de pescadores constituyen la población que garantiza la continuidad del hábitat humano a lo largo de la costa, incluídas las regiones septentrionales más inhóspitas. El sector pesquero ocupa directamente a 13.000 personas más en la industria piscicultora, una de las mejores y más modernas del mundo. Otras 6.500 personas se hallan empleadas en la industria procesadora. Indirectamente, el sector da trabajo en industrias auxiliares y en servicios a 40.000 personas más. Las granjas piscícolas pertenecen por lo general a pequeñas y medianas empresas también muy repartidas a lo largo de la costa.

La petición española de aumentar su cuota de pesca en aguas noruegas hasta 14.000 o 15.000 toneladas (7.000 por derechos históricos y el resto en concepto de cohesión europea) parece mínima si se observa en el contexto del sector. Las capturas noruegas se elevan a más de dos millones de toneladas, por lo que la demanda española de bacalao ártico no llega ni siquiera al 0'75%. Además, el 90% de la producción pesquera Noruega se dirige a la exportación. De ahí el interés de Oslo en obtener la apertura del mercado europeo desde el primer día, a pesar de que no desee compartir ni una sola tonelada más de sus recursos.

El ministro de Pesca, Jan Henry Olsen, es el hombre que tiene la llave de la negociación pesquera y de la adhesión. La primera ministra, Gro Harlem Brutland, perteneciente a su mismo partido, el laborista, le ha concedido el derecho a tomar la decisión, en función de los intereses del sector pesquero. Olsen seguía insistiendo ayer por la tarde con su frase "ni un sólo pescado más para España", pero Brutland sabe que si hay acuerdo y su díscolo ministro lo acepta, todo será mucho más fácil en el referéndum y la propia opinión pública puede empezar a cambiar inmediatamente.

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