TEATRO

Narros ofreció una noche histórica con su estreno de 'Marat-Sade'

El teatro María Guerrero estuvo a rebosar de famosos. Bastantes de ellos afirmaban que era el estreno del año. Esos y muchos más aplaudieron y ovacionaron durante largo tiempo a los 41 actores que anoche ofrecieron, por primera vez en España la versión final e íntegra de Marat-Sade de Peter Weiss, bajo la dirección de Miguel Narros. Muchos de ellos abarrotaron los camerinos del María Guerrero al finalizar la función. Todos querían felicitar a los responsables de esa noche histórica. La obra no se representaba en España desde las polémicas funciones que Marsillach hiciera en 1968, prácti...

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El teatro María Guerrero estuvo a rebosar de famosos. Bastantes de ellos afirmaban que era el estreno del año. Esos y muchos más aplaudieron y ovacionaron durante largo tiempo a los 41 actores que anoche ofrecieron, por primera vez en España la versión final e íntegra de Marat-Sade de Peter Weiss, bajo la dirección de Miguel Narros. Muchos de ellos abarrotaron los camerinos del María Guerrero al finalizar la función. Todos querían felicitar a los responsables de esa noche histórica. La obra no se representaba en España desde las polémicas funciones que Marsillach hiciera en 1968, prácticamente finalizadas en el estado de excepción de 1969.La nota de color de la noche la dio el dramaturgo Buero Vallejo, quien al inicio de la representación, en unos prolegómenos que ofrecen los locos del hospicio de Charenton, se dirigió a la actriz Mónica Cano cuando ésta interpretaba su loca y decía, dirigiéndose al público, que tenía un gusano en la cabeza. En ese momento Buero le contestó: "No me mires, que esta función yo ya la he visto y no me impresionas nada", a lo que añadió otras frases. La actriz, al final, no quiso hacer ningún comentario sobre su insólita experiencia.

Dos horas después todo era relajo y las caras desencajadas de los que se quedaron entre bambalinas se convirtieron en sonrisas. Incluso José Carlos Plaza, director del Centro Dramático Nacional y anfitrión de la noche, que tradicionalmente se queda blanco (de tez) en las noches de estreno afirmaba relajado: "En estos días no se produce la maravilla que encontramos con el público normal, hoy el que viene lo hace para juzgar y no disfrutar. Han perdido la ingenuidad del niño que viene a mirar. Los extrermistas vienen a ver en qué nos hemos equivocado para justificar su propia frustración".

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