Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La gran noche de Gonzalo de Olavide

La noticia es ésta: Gonzalo de Olavide, compositor madrileño, residente en Ginebra durante décadas y desde hace unos años vuelto a España, obtuvo anoche en la Sala de Cámara del Auditorio un triunfo merecido y sensacional con su última obra, Precipiten, para violonchelo y piano, que estrenaron el violonchelista Rafael Ramos y el pianista Josep Colom. Rara vez un público camerístico reacciona ante una primera audición con semejante calor: Olavide hubo de subir a escena por tres veces y sus intérpretes compartieron con él un éxito fuera de serie.Precipiten es una página importante,...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La noticia es ésta: Gonzalo de Olavide, compositor madrileño, residente en Ginebra durante décadas y desde hace unos años vuelto a España, obtuvo anoche en la Sala de Cámara del Auditorio un triunfo merecido y sensacional con su última obra, Precipiten, para violonchelo y piano, que estrenaron el violonchelista Rafael Ramos y el pianista Josep Colom. Rara vez un público camerístico reacciona ante una primera audición con semejante calor: Olavide hubo de subir a escena por tres veces y sus intérpretes compartieron con él un éxito fuera de serie.Precipiten es una página importante, magistral y preciosa. En ella se resume, por vía de la doble voz instrumental, mucho de cuanto bueno hay en Olavide: modernismo natural y sustancial; conexión con los grandes principios que informaron siempre toda música y, concretamente, la de cámara; creación a partir de la naturaleza; el ideal sonoro y las posibilidades todas del chelo y el piano en su individualidad y su fusión; invención personal, plena de coherencia, al resolver la continuidad y la discontinuidad, lo polifónico, lo armónico y lo melódico-expresivo. Estoy seguro de que Rafael Ramos y Josep Colom, dos grandísimos concertistas, habrán disfrutado al desentrañar, primero, y comunicar, después, al público la nueva obra.

Ciclo de Música de Cámara de la OCNE

R. Ramos, violonchelo y J. Colom, piano. Estreno de la obra de Olavide, encargo del INAEM. Auditorio Nacional. Madrid, 25 de enero.

Sabemos, desde hace tiempo, que Gonzalo de Olavide es músico altamente dotado y un verdadero maestro. Cumple este año el compositor los 60, suma mágica de decenios que propicia el más completo entendimiento de un talento contrastado y una producción larga y significativa. Estamos a tiempo: suene la música de Olavide en nuestras orquestas y conciertos de cámara, prográmese en los festivales, analícese como es debido. Será la única forma de recuperar definitivamente a este autor distanciado.

Tuvo suerte el músico madrileño con los intérpretes que le correspondieron: Rafael Ramos y Josep Colom son simplemente formidables y tocaron el estreno con análogo dominio que Beethoven o Schumann. Comprenderán que hoy escriba, casi en exclusiva, del magnífico Precipiten en cuyo éxito están íntimamente involucrados. En el resto del programa, el dúo ofreció sonatas de Beethoven, Debussy y Prokófiev y las Piezas de Fantasía, opus 73, de Schumann.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En