ECOLOGÍA

Alarma en Chernóbil ante un nuevo accidente nuclear

Nuevos temores se ciernen sobre Chernóbil, escenario de la peor catástrofe nuclear de la historia, al detectarse sustancias altamente radiactivas en sus cercanías y saberse que el sarcófago que recubre el reactor que explotó corre el peligro de desplomarse. Dos tipos de americio, 241 y 242, se han descubierto cerca de la central nuclear que las autoridades ucranias decidieron hace pocos meses mantener en funcionamiento pese a su compromiso inicial de cerrarla definitivamente este año.Vladímir Usatenko, presidente de una subcomisión de asuntos científicos relacionados con Chernóbil, informó de ...

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Nuevos temores se ciernen sobre Chernóbil, escenario de la peor catástrofe nuclear de la historia, al detectarse sustancias altamente radiactivas en sus cercanías y saberse que el sarcófago que recubre el reactor que explotó corre el peligro de desplomarse. Dos tipos de americio, 241 y 242, se han descubierto cerca de la central nuclear que las autoridades ucranias decidieron hace pocos meses mantener en funcionamiento pese a su compromiso inicial de cerrarla definitivamente este año.Vladímir Usatenko, presidente de una subcomisión de asuntos científicos relacionados con Chernóbil, informó de la existencia del americio 241, aunque no pudo confirmar las denuncias de que se trata de fugas de unas instalaciones secretas conocidas como Chernóbil 2, según el ejemplar de Trud de este fin de semana. Entre los peligros que entraña el americio, altamente tóxico, destacan edemas pulmonares y mutaciones genéticas. La sustancia tiene un periodo de semidescomposición de hasta 430 años y, como se diluye en el agua, puede expandirse fácilmente.

Pese a los riesgos, Usatenko mantuvo que no se investigaba el caso ni se hará, por falta de recursos en Ucrania. Según el parlamentario, uno de los motivos de la inexplicable aparición del americio puede ser que en el momento de la catástrofe de Chernóbil, que con tanto celo intentaron mantener en secreto las autoridades soviéticas, se falsificarán los datos. La cantidad de americio 241 ahora detectada permite suponer que se fugó un 30% del combustible nuclear del reactor que explotó en 1986, frente al 4% reconocido oficialmente.

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