Crítica:ROCK

En recuerdo

El concierto navideño es una tradición que conserva la sala Canciller desde su fundación, y ni siquiera el cierre del local original, que se prolonga desde el pasado mes de septiembre, ha impedido este año la convocatoria. Las notas comunes del cartel eran tanto la veteranía como la resistencia, pues ambas son las características que adornan las respectivas trayectorias de los protagonistas de la velada. Excepción hecha de Halley, una banda vallisoletana cuyo rock duro melódico ofreció un balance discreto, pero en cualquier caso superior a su fracasado debú discográfico.Venganza recicla a la e...

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El concierto navideño es una tradición que conserva la sala Canciller desde su fundación, y ni siquiera el cierre del local original, que se prolonga desde el pasado mes de septiembre, ha impedido este año la convocatoria. Las notas comunes del cartel eran tanto la veteranía como la resistencia, pues ambas son las características que adornan las respectivas trayectorias de los protagonistas de la velada. Excepción hecha de Halley, una banda vallisoletana cuyo rock duro melódico ofreció un balance discreto, pero en cualquier caso superior a su fracasado debú discográfico.Venganza recicla a la experta base rítmica de Obús, formación fundamental del heavy metal español durante los ochenta. El bajista Juan Luis Serrano y el batería Fernando Sánchez dan rienda suelta a su juvenil espíritu roquero para dar vida a una nueva aventura que refuerza el sonido de su vieja banda. Su última adquisición, Silver, antiguo vocalista de Muro, y el joven guitarrista Ángel Funes completan un cuarteto que se entregó a fondo a la tarea por encima de una pobreza de sonido ensombrecedora de su actuación.

Barón Rojo, Ñu, Venganza y Halley

Canciller II. Entrada: 600 espectadores. Precio: 1.500 pesetas. Madrid, 23 de diciembre.

Aunque José Carlos Molina, indiscutible rector de Ñu, abrió su intervención con una flauta de aires navideños, el supuesto talante conciliador se lo debió de dejar en casa. Al tercer tema regresó a camerinos como protesta por el sonido de interiores y, de vuelta al escenario, se irritó de nuevo cuando parte del público reclamaba la salida del cabeza de cartel. Su agresividad verbal pudo haber causado algún altercado, pero, por fortuna, la concurrencia se limitó a responder de forma similar, sin que el asunto pasara a mayores.

Gloria bendita

La asistencia, compuesta en su mayoría por veteranos aficionados, disfrutó de un fin de fiesta en el que Barón Rojo destapó la feliz estampa de su primera etapa. Durante los noventa, esta histórica banda madrileña permanece en activo gracias a la vocación inextinguida de los hermanos de Castro, los dos miembros fundadores supervivientes tras la ruptura acontecida hace cuatro años.Junto al batería José Antonio Nogal y la colaboración del bajista Ángel Arias, encuadrado en el grupo Niágara, Barón Rojo revivió los mejores momentos de su trayectoria. Las piezas correspondientes a Larga vida al rock and roll y Volumen brutal, documentos imprescindibles que no sepulta el paso del tiempo, sonaron a gloria bendita.

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