Cartas al director

Sin intención de ofender

Se ha ofendido Jesús Espino, director de Servicios del Ayuntamiento de Madrid -y no asesor, como me informaban a mí-, por mi carta de protesta sobre la situación de la calle de Aurelio de la Torre.Como mi intención no era ofender, le pido sinceramente perdón.

Mi intención era que se arreglase el problema. Y eso, de momento, lo voy consiguiendo. Pero que quede claro que hasta que la queja no se ha publicado en un periódico no se habían ocupado del asunto. Ni mentía yo entonces -de lo que me acusa en su carta (El País Madrid, 28 de noviembre)- ni miento ahora: llevaba enviad...

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Se ha ofendido Jesús Espino, director de Servicios del Ayuntamiento de Madrid -y no asesor, como me informaban a mí-, por mi carta de protesta sobre la situación de la calle de Aurelio de la Torre.Como mi intención no era ofender, le pido sinceramente perdón.

Mi intención era que se arreglase el problema. Y eso, de momento, lo voy consiguiendo. Pero que quede claro que hasta que la queja no se ha publicado en un periódico no se habían ocupado del asunto. Ni mentía yo entonces -de lo que me acusa en su carta (El País Madrid, 28 de noviembre)- ni miento ahora: llevaba enviada más de diez cartas al alcalde sí, porque tendrá que contar Espino todas las que he enviado por fax (en algunas épocas, diariamente).

Me alegra que al menos reconozca que mis peticiones eran justas. En contra de lo que él dice, no se ha colocado el rótulo indicativo del nombre de la calle. Las obras de la carretera de La Coruña a la altura de El Plantío son muy posteriores a mis quejas. En el solar citado se vertían escombros (puede verlo en las fotos que yo enviaba al alcalde) y lo que ha hecho Dragados es cubrirlos de tierra.

Los técnicos que han visitado la calle, la limpieza de la misma y la conversación telefónica que mantuvo conmigo el concejal Luis Molina, todo ello ha sido posterior a la publicación de la queja en la prensa y posterior al fax que envié al alcalde anunciándole que también pondría cuñas en la radio.

Es constatable el pavor que provoqué después de un año de inútiles quejas educadas y amables.

En mis quejas yo no he utilizado mi condición de periodista (que lo soy, esté usted seguro, ya que parece dudarlo en su carta), pero como periodista me produce desasosiego que los poderes públicos funcionen en ocasiones sólo a golpe de críticas o denuncias de la prensa. Ni tenemos tanto poder ni tenemos por qué tenerlo. Cordialmente.-

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