Crítica:CLÁSICA: ONE

Un trabajo difícil

No hubo paro en la Orquesta Nacional de España este viernes, sino apretado trabajo para montar un programa difícil que dirigió Theo Alcántara (Cuenca, 1941). Con la seriedad que le caracteriza sacó adelante claras y brillantes versiones de. la Sinfonía barroca, de Pueyo, de la Tercera de Saint-Saéns y del Concierto para la mano izquierda, de Ravel. La sinfonía del barcelonés Salvador Pueyo está escrita con pulso firme y sigue rumbos bastante diferentes de los de Abstracciones, en su modernismo más equilibrado y en sus guiños, más que miradas, hacia formas pretéritas...

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No hubo paro en la Orquesta Nacional de España este viernes, sino apretado trabajo para montar un programa difícil que dirigió Theo Alcántara (Cuenca, 1941). Con la seriedad que le caracteriza sacó adelante claras y brillantes versiones de. la Sinfonía barroca, de Pueyo, de la Tercera de Saint-Saéns y del Concierto para la mano izquierda, de Ravel. La sinfonía del barcelonés Salvador Pueyo está escrita con pulso firme y sigue rumbos bastante diferentes de los de Abstracciones, en su modernismo más equilibrado y en sus guiños, más que miradas, hacia formas pretéritas. De los tres tiempos, acaso lo más bello está en el central por su talante lírico, lo más vigoroso en el rítmico y potente final y lo más estructural y contrapuntístico en el allegro inicial.La tercera sinfonía con órgano es obra sólida y más rodeada de prestigio histórico que de perdurable atractivo. La parte de órgano fue asumida excelentemente por el burgalés Anselmo Serna y la interpretación global fue eficaz y todo lo comunicativa que permite esa suerte de compromiso entre lo francés y lo alemán en el que se mueve, en este caso, el autor de El carnaval de los animales.

Orquesta Nacional de España

Director: T. Alcántara. Solista: A. Attenelle, piano. Obras de Flueyo, Ravel y Saint-Saéns. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de diciembre.

Volvió el Concierto para la mano izquierda, de Ravel, con Albert Attenelle como solista. Su intervención fue lo más valioso de la tarde pues el pianista, que fuera último discípulo de Marshall, posee una técnica depurada, un sonido transparente y un conocimiento de los estilos de todo punto admirable. La ONE colaboró con justeza y pronta respuesta a las indicaciones de Alcántara, después de haber sonado con plenitud y cohesión en la sinfonía de Saint-Saëns.

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