Crítica:

Rostropóvich, un maestro renovado

Con asistencia de la reina Sofía y ante un público que abarrotó la gran sala del Auditorio Nacional, actuó Mstislav Rostropóvich, con la Orquesta Filarmónica de Dresde, dirigida por Christian Mandeal, a beneficio de la política de becas que siguen las Juventudes Musicales de Madrid desde que Isabel Falabella se hizo cargo de su presidencia.Con fina sensibilidad, las Juventudes Musicales de Madrid dedicaron la importante sesión a la memoria de una de sus grandes pioneras, recientemente fallecida: Pilar Chao, sobrina de los profesores Eladio Chao y Carlota Dahmenn y seguidora apasionada de todo ...

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Con asistencia de la reina Sofía y ante un público que abarrotó la gran sala del Auditorio Nacional, actuó Mstislav Rostropóvich, con la Orquesta Filarmónica de Dresde, dirigida por Christian Mandeal, a beneficio de la política de becas que siguen las Juventudes Musicales de Madrid desde que Isabel Falabella se hizo cargo de su presidencia.Con fina sensibilidad, las Juventudes Musicales de Madrid dedicaron la importante sesión a la memoria de una de sus grandes pioneras, recientemente fallecida: Pilar Chao, sobrina de los profesores Eladio Chao y Carlota Dahmenn y seguidora apasionada de todo tipo de actividades musicales.

Rostropóvich, en su condición radical de violonchelista situado en la historia entre los más grandes de todas las épocas, tocó una vez más el Concierto en si menor, de Dvorak. Y como el genio -y Rostropóvich lo es- renuncia siempre al conformismo, nos encontramos con una versión renovada de la que habitualmente hacía el concertista ruso. Quizá se trate de la misma concepción modifica da, supermadurada y esencializada hasta el último grado.

Orquesta Filarmónica de Dresde

Director: Ch. Mandeal. Solista: Mstislav Rostropóvich, violonchelista. Obras de Dvorak y Brahms. Organizado por Juventudes Musicales. Auditorio Nacional. Madrid, 1 de diciembre.

El supervirtuoso Rostropóvich tornó íntima la voz de su violonchelo sin por ello disminuir la tensión que da vida a la continuidad musical.

Entonces, la infinita poesía que anida en los pentagramas del compositor checo quedó expuesta con tan singular belleza, tan ejemplar serenidad y un cierto sentido paisajista que dominó todos los recursos de la técnica virtuosista de la que Mstislav Rostropóvich es gran modelo.

Si tuviéramos que resumirlo en pocas palabras, diríamos que lo que desde el comienzo de su carrera se detectaba en Rostropóvich, es decir, la fusión de un gran músico y un gran instrumentista, se ha resuelto con el triunfo total del artista sobre el técnico fabuloso. Una interpretación así contará siempre entre los más cuidados recuerdos musicales de cuantos la escucharon en el Auditorio madrileño.Originalidad arbitraria

La Orquesta Filarmónica de Dresde es un conjunto de categoría, y su director en esta ocasión, el rumano Christian Mandeal, se muestra original hasta rozar lo arbitrario, pero posee finura de oído, buen ritmo y declarado inconformismo. Christian Mandeal supo decimos cosas nuevas sobre Brahms, aunque su Primera sinfonía pareciese, todavía, una visión frescamente renovada que con el paso del tiempo adquirirá mayor serenidad y madurez.

El éxito de todos, orquesta, maestro y solista, fue de gran calado, y a las significaciones musicales y hasta sociales se añade el fin práctico y beneficioso de que unos jóvenes músicos españoles puedan perfeccionar su pensamiento y su técnica en principales centros pedagógicos europeos y americanos.

Ésta es la última razón de las audiciones extraordinarias de Juventudes Musicales y las que movieron al gran violonchelista Rostropóvich a la hora de decidir su entusiasta y valiosa colaboración.

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