Tribuna:

La CE y el GA TT

Los lectores de EL PAÍS tuvieron recientemente la oportunidad de leer una exposición de las tesis americanas sobre la Ronda Uruguay debida a la pluma del embajador de Estados Unidos. Dado que dichas tesis se enfrentaban con las posiciones defendidas por los Doce, parece útil poner las cosas en su sitio en algunos aspectos.Recordemos en primer lugar que los europeos no están menos interesados que los americanos -sino todo lo contrario- en concluir un nuevo acuerdo en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Y ello con toda razón, dado que la Comunidad Europea es...

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Los lectores de EL PAÍS tuvieron recientemente la oportunidad de leer una exposición de las tesis americanas sobre la Ronda Uruguay debida a la pluma del embajador de Estados Unidos. Dado que dichas tesis se enfrentaban con las posiciones defendidas por los Doce, parece útil poner las cosas en su sitio en algunos aspectos.Recordemos en primer lugar que los europeos no están menos interesados que los americanos -sino todo lo contrario- en concluir un nuevo acuerdo en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Y ello con toda razón, dado que la Comunidad Europea es la primera potencia comercial del mundo y es ella precisamente la que tiene el mayor interés en la liberalización de las reglas del comercio internacional. La Comunidad, además, ha sido golpeada por la disminución de la actividad económica y el aumento del paro; es una razón adicional para desear un entorno económico favorable al crecimiento y al empleo en la mayor medida de lo posible.

Ello explica el gran interés que tienen los responsables de los Gobiernos e uropeos en que se produzca un resultado satisfactorio en las negociaciones del GATT. Los 12 ministros de Asuntos Exteriores, reunidos en Bruselas el pasado 8 de noviembre, dedicaron a este tema una gran parte de sus discusiones. Y llegaron precisamente a la conclusión de que era más necesario que nunca hacer todos los esfuerzos posibles para lograr un acuerdo global, duradero y equilibrado antes del plazo previsto del 15 de diciembre de 1993, lo que equivale a decir que en este lado del Atlántico no falta la voluntad de llegar a un acuerdo.

El verdadero problema consiste más bien en saber qué es lo que queremos conseguir y en qué condiciones.

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El sector agrícola es muy importante para la Comunidad, por ser un sector esencial para el empleo y, en general, para el equilibrio básico de nuestras sociedades europeas.

Por esta razón, los Doce desean que los resultados de la Ronda Uruguay en el sector agrícola sean compatibles con la nueva política agrícola común y que no puedan poner en peligro, aunque fuese indirectamente, el mantenimiento de esta política agrícola común y de sus principios de base, especialmente el de la preferencia comunitaria. Asimismo, se proponen mantener la vocación exportadora de la Comunidad y asegurarle su lugar en el mercado internacional de productos agrícolas.

Por tal razón, los Doce pidieron a sir Leon Brittan que reanudase las negociaciones con su colega americano sobre el tema agrícola. La propuesta se hizo el 27 de septiembre. Todavía esperamos la respuesta de Washington.

En el tema audiovisual, las cifras hablan por sí solas: las exportaciones de películas de EUU hacia Europa alcanzan en 1992 un valor de 3.750 millones de dólares y sus importaciones fueron de 250 millones de dólares. Los amantes del cine europeos saben muy bien qué películas se proyectan en sus salas de cine.

En realidad, y para permitir la libertad de elección de los espectadores, la Comunidad adopta en este sector una política dinámica. Es la misma razón por la que los 12 ministros de Comunicaciones, reunidos en Mons los días 4 y 5 de octubre último, anunciaron un cierto número de principios que deberían informar os intercambios de servicios audiovisuales en el futuro: exención e la cláusula de nación más favorecida, mantenimiento y desarrollo de las ayudas públicas en Europa, mantenimiento de la faultad de regular las tecnologías actuales y potenciales, etcétera.

Tratándose de un producto que afecta mucho más a la representación del mundo tal como lo verán nuestros hijos que al tema de los beneficios y del empleo, las medidas reglamentarias son necesarias.

La directiva Televisión sin Fronteras, los programas europeos Média y Eurimages y otras medidas que puedan ser necesarias el día de mañana ante os nuevos desafíos tecnológicos deben ser protegidos contra las reglas del libre cambio. Una mirada objetiva sobre el estado de la negociación obliga a reconocer que los factores de bloqueo no proceden hoy en día de la actitud de la Comunidad.

Ya lo dijimos en lo que se refiere a la agricultura, el negociador americano no ha contestado todavía a las peticiones de los Doce. En cuanto a la liberalización de los intercambios de productos industriales, los europeos propusieron a los ministros americano, japonés y canadiense la celebración de una reunión, sin recibir repuesta.

En el tema de servicios, Estados Unidos rehúsa ante el resto del mundo derogar una legislación que protege totalmente su mercado de transporte marítimo.

En las negociaciones sobre aeronáutica, la Comunidad desea confirmar en el ámbito multilateral los acuerdos concluidos el año pasado con EE UU. Es EE UU quien, pretende replantear el tema. Lo mismo sucede en la negociación sobre el acero, en la que los acuerdos ya concluidos vuelven a ser replanteados.

Finalmente, en lo que para nosotros constituye la piedra angular de los acuerdos para que pueda reinar la serenidad en las relaciones internacionales, el fin del unilateralismo, que pasa por la puesta en marcha de un sistema integrado de solución de conflictos y por una organización mundial del comercio, sólo un país mantiene el bloqueo frente a los otros 116 miembros del GATT.

De ahí la inquietud que se expresó en Bruselas el 8 de noviembre con ocasión de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de los Doce. El informe que la Comisión Europea les presentó sobre el desarrollo y estado actual de las negociaciones de la Ronda Uruguay pone de relieve que los americanos rechazan la discusión precisamente cuando nos vamos acercando a la fecha del 15 de diciembre que ellos mismos propusieron como fecha límite. El negociador europeo tenía una cita con su colega americano el 9 de noviembre, este último aplazó la reunión al 22. Evidentemente la precipitación no es el terreno más adecuado para alcanzar resultados en las mejores condiciones. Por ello los Doce hicieron un llamamiento apremiante a sus principales socios el 8 de noviembre para que se comprometan más activamente en la negociación, con objeto de que las grandes líneas de un acuerdo final puedan aparecer antes del final del mes de noviembre.

No cabe duda, los europeos sienten un ' gran deseo de llegar a un acuerdo en buenas condiciones. Son plenamente conscientes del envite político de este gran acontecimiento económico, tanto para los diferentes sectores empresariales como para las opiniones públicas nacionales y con un carácter más general para el buen desarrollo de las relaciones internacionales. A tal efecto desean vehementemente que el espíritu de solidaridad que existe en un lado y otro del Atlántico permita encontrar vías de solución igualmente satisfactorias para todos.

Thierry Muúls es embajador de Bélgica en España.

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