Cartas al director

Benedetti

El espectáculo que nos ofrecen estos días los viudos del marxismo-leninismo es patético. Ahora resulta que los que nos recomendaron a Stalin y nos recomiendan a Castro nos advierten, puntillosos, que Yeltsin podría ser un dictador. Tal es el caso del artículo de Mario Benedetti en EL PAÍS (3 de noviembre de 1993), como de costumbre, lleno de falacias.

1. En Rusia no había un Parlamento en el sentido democrático de la palabra, sino una pandilla residual de privilegiados del partido único que le ha ido negando la libertad a los otros rusos durante casi todo un siglo, muchas veces a...

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El espectáculo que nos ofrecen estos días los viudos del marxismo-leninismo es patético. Ahora resulta que los que nos recomendaron a Stalin y nos recomiendan a Castro nos advierten, puntillosos, que Yeltsin podría ser un dictador. Tal es el caso del artículo de Mario Benedetti en EL PAÍS (3 de noviembre de 1993), como de costumbre, lleno de falacias.

1. En Rusia no había un Parlamento en el sentido democrático de la palabra, sino una pandilla residual de privilegiados del partido único que le ha ido negando la libertad a los otros rusos durante casi todo un siglo, muchas veces a través de brutales represiones históricas que han costado millones de vidas, las cuales, dicho sea de paso, no parecieron impresionar demasiado a los hoy desconsolados viudos.

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2. Yeltsin no atacó a los supuestos parlamentarios, aunque hizo algo que les aterrorizó mucho más, les anunció unas elecciones verdaderamente libres, con oposición y todo, lanzándoles a la ocupación violenta de varios edificios en Moscú, como el Parlamento, la televisión, etcétera, como tuvo oportunidad de verlo el mundo entero a través de la pequeña pantalla.

De todas formas, hoy circula libremente en toda Rusia el periódico Pravda, órgano principal de la disidencia comunista de Yeltsin, mínimo derecho democrático que se nos ha negado a los disidentes cubanos durante más de tres décadas, sin que le haya importado a Mario Benedetti, hoy tan súbitamente preocupado por la supuesta falta de purismo democrático de Yeltsin.-

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