Calvo Serraller quiere crear la Escuela del Prado para formar conservadores

El director hará un "planteamiento más serio" sobre la división de las colecciones

Francisco Calvo Serraller, de 45 años, ofreció ayer su primera conferencia de prensa como director del Museo del Prado, a los tres días de su toma de posesión. Durante el encuentro informativo anunció que luchará para crear la Escuela del Prado, "como cantera de formación de conservadores", cuya actual plantilla, así como la de restauradores, tiene un "número ridículo". Prometió un informe inmediato sobre la división de las colecciones nacionales entre el Prado y el Reina Sofía, "con un planteamiento más serio" que el propuesto por el Ministerio de Cultura.

"Estoy muy ilusionado y con g...

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Francisco Calvo Serraller, de 45 años, ofreció ayer su primera conferencia de prensa como director del Museo del Prado, a los tres días de su toma de posesión. Durante el encuentro informativo anunció que luchará para crear la Escuela del Prado, "como cantera de formación de conservadores", cuya actual plantilla, así como la de restauradores, tiene un "número ridículo". Prometió un informe inmediato sobre la división de las colecciones nacionales entre el Prado y el Reina Sofía, "con un planteamiento más serio" que el propuesto por el Ministerio de Cultura.

"Estoy muy ilusionado y con ganas de trabajar". Con estas palabras se presentó el nuevo director del Prado, Francisco Calvo Serraller, catedrático de Historia del Arte y crítico de arte contemporáneo, aunque recordó que lleva 25 años en la docencia e investigación sobre el arte antiguo, con su tesis doctoral sobre el siglo XVII, y dos próximos libros sobre el arte español del siglo XIX y el Entierro del conde de Orgaz, de El Greco. El público visitante y las obras maestras son, para él, los dos bienes esenciales que se esforzará por cuidar. Calvo Serraller hizo este comentario tras considerar que las recientes goteras sobre las salas de Velázquez fueron un "accidente que estamos obligados a que no se produzca".El número actual de conservadores en plantilla ("cinco o seis") y de restauradores, en número similar, le parece "insuficiente y ridículo" para un museo como el Prado. "Me comprometo a tratar de ampliar la plantilla de ambos cuerpos", dijo Calvo Serraller, quien añadió que luchará por crear una Escuela del Prado, como cantera de formación de conservadores, en un programa que se elaborará a lo largo de varios años, ya que puede darse el caso de tener dotación, pero no las personas indicadas. "Me parece inconcebible trabajar al margen de los conservadores, y mi idea es institucionalizar esta relación mediante un consejo de dirección para abordar todos los problemas del museo", respondió a una pregunta sobre las públicas discrepancias de estos profesionales en la marcha del museo.

La colección permanente será una "preocupación prioritaria". Abordará una revisión de la misma, según declaró, desde una lectura histórica y didáctica, desde el respeto por la imagen consolidada por el asentamiento de las obras y desde la "excelencia" del museo, que cumplirá el próximo año su 1751 aniversario. Señaló que hay 3.000 obras depositadas en museos provinciales y centros institucionales y un Prado itinerante que recorre ciudades. "El Prado no es un museo del pasado". En sus salas hay obras desde el XIV al XX, incluido un Juan gris en el Casón del Buen Retiro. La división de las colecciones nacionales entre el Prado y el Reina Sofía va a ser objeto de una próxima rectificación, según Calvo Serraller, para resolver "el equívoco creado" por el Ministerio de Cultura, con un "planteamiento más serio", ya que con el traslado del Guernica resolvió dividir los depósitos en un antes y después del nacimiento de Picasso, en 1881. Las necesidades de servicios públicos es el "problema más grave" para el nuevo director, que ve el anteproyecto de ampliación subterránea como "muy agresivo" con el entorno. Considera como alternativa sensata el Museo del Ejército y utópica el Ministerio de Agricultura.

En otros aspectos, prefiere la calidad de las obras adquiridas a la cantidad; se reafirma en sus críticas al traslado del Guernica al Reina Sofía por hacerse de "forma improvisada"; le inquieta la discriminación de los extranjeros por pagar la entrada al museo, y le parece un servicio público revisar de forma sistemática las obras, aunque señaló, en alusión al caso reciente de tres cuadros de Goya, que la cuestión de los autores "es muy nuestro, no del pasado".

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