Los alumnos de Bellas Artes restauran la capilla de santa Teresa

La pequeña capilla de santa Teresa de la parroquia de San José, situada en la calle de Alcalá, 43, ya está restaurada tras cinco años de obras. Ayer se inauguró este rincón del templo que ahora, con sus frescos limpios, contrasta con el resto de la oscura iglesia."Estaba destrozada", recuerda Teresa Escohotado, profesora de Bellas Artes encargada de la restauración. "Todo comenzó en 1988, cuando un grupo de alumnos y yo hacíamos prácticas de restauración en el presbiterio de la iglesia. Vimos la pequeña capilla y nos encantó, el cura nos dijo que no tenía dinero para arreglarla y pedimos ayuda...

La pequeña capilla de santa Teresa de la parroquia de San José, situada en la calle de Alcalá, 43, ya está restaurada tras cinco años de obras. Ayer se inauguró este rincón del templo que ahora, con sus frescos limpios, contrasta con el resto de la oscura iglesia."Estaba destrozada", recuerda Teresa Escohotado, profesora de Bellas Artes encargada de la restauración. "Todo comenzó en 1988, cuando un grupo de alumnos y yo hacíamos prácticas de restauración en el presbiterio de la iglesia. Vimos la pequeña capilla y nos encantó, el cura nos dijo que no tenía dinero para arreglarla y pedimos ayuda a la comunidad.

Con un presupuesto de siete millones -"sólo para material"-, Teresa Escohotado y un total de 80 alumnos han devuelto la luz a este espacio de la iglesia de San José. "Esta es una iglesia clave de la historia de Madrid, es la madre de las Carmelitas Descalzas en España. Los huertos del convento llegaban hasta el paseo de la Castellana, pero poco a poco la fueron reduciendo y hoy está encerrada entre edificios".

"Todo el mundo conoce a la iglesia por la cantidad de mendigos que se sientan en sus escalelas", explica Teresa Escohotado. "Lo más difícil ha sido limpiar la bóveda", añade. "La capilla ha sufrido accidentes arquitectónicos y la hemos restaurado con las técnicas más modernas, de tal manera que se pueda ver esa evolución". En la capilla ahora se reconocen los tonos rosados y vainilla originales y se distinguen los dibujos de las paredes.