Crítica:

Del grito al silencio

Un disco con 14 canciones del repertorio de Marlene Dietrich y Edith Piaf, y un vídeo de 102 minutos, ambos con el título de Illusions, son un vehículo idóneo para aproximarse a la actual Ute Lemper (Münster, 1963). Sólo hay algo mejor: asistir a una de sus actuaciones en directo. Ilusiones fue precisamente el soporte del magnífico espectáculo que la cantante y actriz alemana ofreció el jueves por la noche en el Alcalá. Sus dos visitas anteriores -con la banda de Michael Nyman y los poemas de Celan y Rimbaud musicados por el británico, y para el montaje colectivo de Los ...

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Un disco con 14 canciones del repertorio de Marlene Dietrich y Edith Piaf, y un vídeo de 102 minutos, ambos con el título de Illusions, son un vehículo idóneo para aproximarse a la actual Ute Lemper (Münster, 1963). Sólo hay algo mejor: asistir a una de sus actuaciones en directo. Ilusiones fue precisamente el soporte del magnífico espectáculo que la cantante y actriz alemana ofreció el jueves por la noche en el Alcalá. Sus dos visitas anteriores -con la banda de Michael Nyman y los poemas de Celan y Rimbaud musicados por el británico, y para el montaje colectivo de Los Divinos- apenas habían permitido vislumbrar su talento.Dice Ute Lemper que le encantan los personajes de mujer fatal porque ésta es a la vez una niña y una mujer golpeada por la vida, ingenua y destructiva, siempre huyendo de algo. Sobre el escenario ella adopta esa imagen de calculada frialdad bajo la cual se esconde la ternura. Su cuerpo es un instrumento. Vestida con un traje negro, igual provoca con un tirante que deja deslizarse por el hombro y que acompaña de una mirada incendiaria, que juega con el foulard, agarra una botella de tinto, gesticula como una marioneta o se desparrama sobre la silla echando la cabeza hacia atrás. Se muestra cínica, exhuberante, apocada, conmovedora; y canta en cuclillas, encorvada, de pie sobre el piano o boca arriba con un cigarrillo entre los labios mientras se estira lánguidamente.

Ute Lemper Ute Lemper (voz), Bruno Fontaine (piano y dirección musical), Serge García y Hervé Cavelier (violines), Jean-Marc Apap (alto), Jean-Philippe Audin (violoncello), Vincent Charbonnier (contrabajo) y Yves Sanna (batería)

600 personas. Precio: 3.000 pesetas. Teatro Alcalá Palace. Madrid, 14 de octubre.

Berlín / París

Comenzó con unos versos ('Paraíso perdido, cuando perdí mi primera patria ... ), antes de los compases de Want to buy some illusions, que le sirve para evocar el Berlín de los años 20, las canciones de Brecht, Weill y Marlene Dietrich; el París de los 50, el de Edith Piaf, Camus, Sartre y Simone de Beauvoir. Durante hora y media, pasando con toda naturalidad del francés al alemán o al inglés, Ute Lemper interpretó -nunca mejor dichoclásicos como Ich bin die Jesche Lola, Padam Padam, Lesfeuilles mortes... Canciones desgarradas que hicieron famosas Piaf y Dietrich. Aunque ella no las imita y prefiere la ironía. Por los excelentes arreglos de Fontaine, se distancia de las grabaciones originales. De Ich bin von Kopf bis Fuss auf Liebe eingestelt pasa a un The Man I love burlón, irreverente y hastiado, absolutamente fascinante. Lo mismo que cuando apoyada en el piano le pide al pianista "tócame esa música de antaño", y suena Bilbao song.

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