Editorial:

Ronda interminable

UNA MÁS de esas noches en blanco ha sido necesaria para que los ministros de Comercio, Exteriores y Agricultura de la CE lleguen a un acuerdo que, al menos por el momento, aleja el riesgo de ruptura en el seno de la CE de la posición conjunta respecto a las conversación el en el seno de la Ronda Uruguay del GATT (que se prolonga ya durante más de siete años), y, en concreto, acerca del acuerdo suscrito en noviembre en Blair House, entre la CE y EE UU, sobre reducción de subsidios al comercio agrícola.La reconsideración de ese preacuerdo había sido insistentemente defendida por las autor...

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UNA MÁS de esas noches en blanco ha sido necesaria para que los ministros de Comercio, Exteriores y Agricultura de la CE lleguen a un acuerdo que, al menos por el momento, aleja el riesgo de ruptura en el seno de la CE de la posición conjunta respecto a las conversación el en el seno de la Ronda Uruguay del GATT (que se prolonga ya durante más de siete años), y, en concreto, acerca del acuerdo suscrito en noviembre en Blair House, entre la CE y EE UU, sobre reducción de subsidios al comercio agrícola.La reconsideración de ese preacuerdo había sido insistentemente defendida por las autoridades francesas, que consideraban como contrarios a la reforma de la Política Agraria Común (PAC) de la CE acordada en mayo de 1992 algunos extremos de ese acuerdo con EE UU. La postura francesa había llegado a poner seriamente en peligro la finalización de la dilatada ronda negociadora el 15 de diciembre, fecha en la que expira el mandato asignado por las autoridades de EE UU a su comisión negociadora. Esa amenaza de veto ha vuelto a manifestar la poderosa y desproporcionada influencia de los agricultores de aquel país.

A ese respecto, los ministros han dado un mandato muy genérico a la comisión para que avance en las negociaciones con EE UU sin poner en peligro la PAC y precisando más los puntos reivindicados por las autoridades francesas: la limitación de gluten de maíz de EE UU y la no inclusión de los stocks comunitarios en la reducción de los subsidios a las exportaciones. Da la impresión de que se trata de buscar en ese acuerdo márgenes de reinterpretación que eviten su modificación formal. Falta saber cuál será la respuesta de la Administración de Washington.

En esa maratoniana reunión se han abordado otras cuestiones relevantes, además de la convicción del Consejo de Ministros de la "conclusión de la Ronda Uruguay antes del 15 de diciembre en condiciones satisfactorias para todos los países" y su reconocimiento como un elemento esencial para facilitar la recuperación de la economía mundial. Se ha insistido en la necesidad de creación de una Organización Mundial de Comercio (OMC) que sustituya al GATT y complete el sistema multilateral de intercambios, constituyéndose en centro único de supervisión del comercio mundial. También se han hecho votos por la extensión y consolidación del acuerdo en el seno del GATT referentes al acceso a los mercados de servicios, a la plena integración de los textiles en esas negociaciones, a la protección de la propiedad intelectual, del sector audiovisual, etcétera.

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Es importante que la CE asuma la trascendencia que esa ronda de negociaciones tiene más allá de las consideraciones a corto plazo y clientelistas. La defensa a ultranza de los intereses de los agricultores, de importancia relativamente pequeña en términos poblacionales y en la producción de la CE, no debe bloquear los avances hacia un esquema de relaciones comerciales internacionales amparado en la multilateralidad de los intercambios y en la eliminación de cualquier tentación proteccionista.

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