SALAMANCA

El viento no pudo con el de Portugal

Tarde ventosa y molestísima para todos. Pero amainó, o tal pareció, cuando Pedrito de Portugal actuaba. Se calmó el viento o qué. No mucho, ciertamente, que en ocasiones flameaba la muleta del portugués, retrasada como es de rigor. Entonces, ¿por qué Pedrito cortó el bacalao mientras sus colegas quedaban a dos velas? No tuvo un lote lo que se dice excelso; habrá sido su mayor habilidad, su don de gentes, lo definitivo. El caso es que se llevó de calle a la plaza, y la banda como loca, venga a tocar, sin saber qué es absentismo, porque no sólo le tocó a Pedrito -con perdón-, sino a todo bic...

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Tarde ventosa y molestísima para todos. Pero amainó, o tal pareció, cuando Pedrito de Portugal actuaba. Se calmó el viento o qué. No mucho, ciertamente, que en ocasiones flameaba la muleta del portugués, retrasada como es de rigor. Entonces, ¿por qué Pedrito cortó el bacalao mientras sus colegas quedaban a dos velas? No tuvo un lote lo que se dice excelso; habrá sido su mayor habilidad, su don de gentes, lo definitivo. El caso es que se llevó de calle a la plaza, y la banda como loca, venga a tocar, sin saber qué es absentismo, porque no sólo le tocó a Pedrito -con perdón-, sino a todo bicho viviente, viniese o no a cuento.

Hablando de Pedrito habrá que decir, digo yo, que le cuesta cruzarse horrores, que adelanta la muleta sólo cuando se confunde, y que se mueve, salvo cuando le da al apunte ojediano, que entonces se queda como un poste. En el quinto estuvo valiente y sacó muletazos a base de toques, permaneciento impávido cuando el novillo se le paró.

Montalvo / Gallego, Pedrito, Rivera

Novillos de Montalvo, terciados, cómodos de cabeza, mansos. Pepe Luis Gallego: ovación y saludos en ambos. Pedrito de Portugal: dos orejas; oreja; salió a hombros. Rivera Ordóñez: ovación y saludos; silencio.Plaza de La Glorieta, 12 de septiembre. Segunda corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

El viento pareció estar más desatado con Gallego, que topó con lo peor del encierro, y con Rivera Ordóñez. El salmantino no encontró sitio donde torear a su primero que en un determinado momento se desentendió de la muleta y se le fue directamente al cuerpo, y en el cuarto tampoco logró acoplarse con su gazapeo.

Rivera Ordóñez, en su primero corrió la mano en unos derechazos, pero estuvo desigual. Lo mató haciéndole salir el estoque por la barriga, junto a los flequillos del torete, y parecía que orinaba sangre. En el sexto, flojísimo, fuera de cacho siempre; fue en el único novillo que no sonó 12 música. Parece que a alguien se le atoró el instrumento.

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