Crítica:ARTES

La estética del aburrimiento

Después de un pequeño paréntesis, en el que se mostró la obra de dos jóvenes artistas españoles, el Espai Poblenou continúa con su elogiosa política de ofrecer al público de Barcelona, y muchas veces en primera instancia, la labor de los grandes nombres de la escena internacional. Es así como se nos presenta ahora un trabajo específico del alemán Ulrich Rückriem.Rückriem, que estudió artesanía y trabajó en los talleres de reconstrucción de la catedral de Colonia, se convirtió a principios de los setenta -su primera exposición tuvo lugar en 1964- en un realizador clave de la escena europea de l...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Después de un pequeño paréntesis, en el que se mostró la obra de dos jóvenes artistas españoles, el Espai Poblenou continúa con su elogiosa política de ofrecer al público de Barcelona, y muchas veces en primera instancia, la labor de los grandes nombres de la escena internacional. Es así como se nos presenta ahora un trabajo específico del alemán Ulrich Rückriem.Rückriem, que estudió artesanía y trabajó en los talleres de reconstrucción de la catedral de Colonia, se convirtió a principios de los setenta -su primera exposición tuvo lugar en 1964- en un realizador clave de la escena europea de la época, y su prestigio se ha visto sí cabe acrecentado, en estos últimos años, con el retorno al centro del debate estético internacional de muchas de las cuestiones planteadas por los artistas posminimalistas de su generación.

Urich Rückriem

Fundació Espai Poblenou. Passatge Saladrigas, 5-9, Barcelona. Hasta finales de septiembre.

Su trabajo se caracteriza por la transparencia de su concepción y la del proceso de su realización, un respeto un tanto reverencial por el espacio en el que va a ubicarse y una gran austeridad en lo que se refiere al repertorio (piedra y hierro) de materiales que utiliza.

A pesar de que su obra no persiga enfatizar el acabado industrial, y que en sus imperfecciones parezca haber asumido la erosión del tiempo y otros procesos naturales, no puede evitar destilar el ser el resultado de una elucubración intelectual. Por tanto, incluso a pesar de un artificial mutismo de pretensiones metafísicas, no logra -desprenderse de una retórica poco chillona, pero no menos molesta, autocomplaciente e incluso pretenciosa. Rückriem es riguroso, pero insustancial.Todos estos defectos están presentes en la instalación que ha realizado en la Fundació Espai Poblenou pueden contemplarse dos intervenciones espaciales: en el local inferior, con hierro colado, y en el superior, con granito, que. dejan totalmente frío. La sensación es de absoluto aburrimiento.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En