La oposición pretende imponer a Major el Capítulo Social del Tratado de Maastricht

El Gobierno británico no tuvo tiempo de disfrutar de su apabullante victoria frente a los thatcheristas en la Cámara de los Lores el pasado miércoles. Maastricht volvió a convertirse ayer en el agobio del primer ministro, John Major, al confirmarse que toda la oposición en bloque votará contra el Gobierno en la jornada final ¿te la ratificación, la semana próxima. No está en peligro el tratado, que entrará en vigor de una forma u otra, sino la supervivencia política de Major.El miércoles por la noche hubo fiesta en Downing Street. La dramática convocatoria de la ex primera ministra Margaret Th...

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El Gobierno británico no tuvo tiempo de disfrutar de su apabullante victoria frente a los thatcheristas en la Cámara de los Lores el pasado miércoles. Maastricht volvió a convertirse ayer en el agobio del primer ministro, John Major, al confirmarse que toda la oposición en bloque votará contra el Gobierno en la jornada final ¿te la ratificación, la semana próxima. No está en peligro el tratado, que entrará en vigor de una forma u otra, sino la supervivencia política de Major.El miércoles por la noche hubo fiesta en Downing Street. La dramática convocatoria de la ex primera ministra Margaret Thatcher para que acudieran a la Cámara alta todos los lores que tuvieran aún fuerzas suficientes para "salvar la soberanía británica" de la amenaza de Maastricht, sólo hizo más terrible su derrota. Asistieron (521 lores, el mayor quórum del siglo, pero el resultado fue aplastante: 445 votaron contra la celebración de un referéndum, y sólo 176 a favor. Major evitó la penúltima encerrona de los euroescépticos.

Pero queda todavía la última, la decisiva: el voto aplazado en ambas cámaras sobre la inclusión del Capítulo Social. En diciembre de 1991, tras la cumbre de Maastricht, Major presentó como un éxito personal la exención británica frente a la legislación laboral comunitaria. Aquel aparente éxito puede, sin embargo, acabar con su carrera.

Los laboristas anunciaron ayer que no se abstendrían, como en otras ocasiones, sino que votarán por la inclusión. También lo harán los liberal-demócratas y las minorías de Escocia y Gales. Aunque Major comprara de alguna forma los 13 votos de los unionistas norirlandeses, bastaría para derrotar al Gobierno con que 23 conservadores euroescépticos o euroentusiastas rompieran (por motivos muy distintos) la disciplina de voto. En la última votación de este tipo, los tories rebeldes fueron 40. Las perspectivas de Major parecen muy oscuras.

Major llegó a amenazar, hace unos meses, con rechazar todo el tratado si se le obligaba a incluir el Capítulo Social. Pero está cada vez más claro que el Gobierno jamás se atrevería a provocar una situación caótica en toda la Comunidad Europea y a marginar internacionalmente al Reino Unido, por una simple cuestión de orgullo personal.

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