Editorial:

La cumbre europea

CASI DE puntillas, los socios comunitarios acuden mañana a Copenhague a celebrar la cumbre semestral de la CE. El momento es malo: Europa padece una de las más duras recesiones económicas que se recuerdan, sus experimentos de política exterior y de seguridad no pueden tener menos éxito -como lo atestiguan los esfuerzos pacificadores en la antigua Yugoslavia-, las políticas comunes en materia de tránsito de personas (lo que se conoce como Acuerdo Schengen) están paralizadas. Y peor que todo, los últimos meses han sido de grave desánimo respecto de la idea misma de unión europea. Es posib...

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CASI DE puntillas, los socios comunitarios acuden mañana a Copenhague a celebrar la cumbre semestral de la CE. El momento es malo: Europa padece una de las más duras recesiones económicas que se recuerdan, sus experimentos de política exterior y de seguridad no pueden tener menos éxito -como lo atestiguan los esfuerzos pacificadores en la antigua Yugoslavia-, las políticas comunes en materia de tránsito de personas (lo que se conoce como Acuerdo Schengen) están paralizadas. Y peor que todo, los últimos meses han sido de grave desánimo respecto de la idea misma de unión europea. Es posible que para terminar con el desánimo, los Doce se decidan a reunirse en un futuro próximo en sesión extraordinaria para estudiar el procedimiento de reavivar el proyecto. Falta le hace a esta comunidad una inyección de optimismo y visión de futuro.No ha sido el Gobierno de Copenhague el más activo de los presidentes semestrales; bastante tenía con volcarse en el segundo referéndum de ratificación de Maastricht. Lo ha hecho con éxito y, lo que es más, el pasado viernes depositó en Bruselas el instrumento de ratificación, un formalismo que detiene cualquier recurso contra el resultado. Ahora Europa podrá arrancar de nuevo si el Reino Unido supera su ensimismamiento.

Los temas principales sobre los que la cumbre debe ponerse de acuerdo son cuatro. Primero, la iniciativa para el crecimiento y el empleo, en la que deben acordarse medidas estructurales y coyunturales a corto y medio plazo. Los Doce piensan en una rebaja coordinada de los tipos de interés, en algunas medidas fiscales y en el estímulo del empleo mediante la flexibilización del mercado laboral y el desarrollo de sectores de mano de obra intensiva. Es evidente que, al menos en España, la iniciativa conjunta de flexibilización del mercado laboral producirá una mejora de las posiciones negociadoras de los empleadores frente a los sindicatos.

En segundo lugar, la CE se ha comprometido a examinar las pretensiones de acceso de los países del Este europeo que, cumpliendo las condiciones políticas, buscan acuerdos económicos que les permitan plantearse la convergencia con la Comunidad. Para ello, aunque las decisiones se aplazan a una revisión en 1997, la cumbre decidirá la concesión de importantes ayudas financieras y la formalización de concesiones comerciales.

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La reunión de Copenhague debe tomar nota del estado en que se encuentran las negociaciones de acceso de los países de la EFTA. La ampliación a los cuatro (Suecia, Noruega, Finlandia y Austria) debe producirse cuanto antes y las negociaciones deben estar concluidas en 1.995. último, pero no menos importante, la cumbre tiene la muy avergonzada tarea de ocuparse del asunto de la ex Yugoslavia y de tomar alguna decisión que pueda conducir a algo más que a la inacción absoluta que es su norma en este momento.

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