Crítica:

La encrucijada intensa

Aunque no se puede decir que previamente no se moviera entre la abstracción y la figuración, ni que no hubiera trabajado con todo tipo de formatos, María Luisa Rojo (Madrid, 1960) parece querer afrontar, en la presente muestra, el desafío de dar un salto adelante, con lo que ello siempre comporta de aventura y riesgo.He de advertir o recordar que M. L. Rojo había logrado consolidar un lenguaje personal bastante convincente, en el que la intensidad y la concentración de sus iconos, simples y eficaces, armonizaban bien con las necesidades de. su refinada sensibilidad, presta a manifestarse en de...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Aunque no se puede decir que previamente no se moviera entre la abstracción y la figuración, ni que no hubiera trabajado con todo tipo de formatos, María Luisa Rojo (Madrid, 1960) parece querer afrontar, en la presente muestra, el desafío de dar un salto adelante, con lo que ello siempre comporta de aventura y riesgo.He de advertir o recordar que M. L. Rojo había logrado consolidar un lenguaje personal bastante convincente, en el que la intensidad y la concentración de sus iconos, simples y eficaces, armonizaban bien con las necesidades de. su refinada sensibilidad, presta a manifestarse en delicadas atmósferas y sutiles detalles pictoricisitas, apoyados por una técnica muy sólida.

María Luisa Rojo

Galería Gamarra y Garrigues. DoctorFourquet, 10-12. Madrid, desde el 26 de mayo de 1993.

Todo esto lo lograba M. L Rojo en pequeños formatos, cuya contundencia se veía favorecida por el laso de gamas ardorosas con un punto de dureza. Pero ahora, como antes apuntaba, se ha arriesgado a dar una mayor amplitud a sus imágenes elementales, cuyos perfiles se han geometrizado también en sentido volumétrico, a la par que el color ha adquirido una consistencia metalizada, lo que, en cierta manera, evoca, por una parte, desde un punto de vista figurativos, los esquemáticos cenotafios de los arquitectos utópicos de la Ilustración, mientras que, por otra, esa sustancia mecanizada de Léger.

Despegue

Esta circunstancia de despegue, más que propiamente de transición, sobrevuela por toda la presente exposición, donde, en una sala, se alinean esas pirámides reviradas aerodinámicamente hasta adquirir la apariencia de un obús, mientras que en la otra se alternan sus pequeños formatos, más rotundos que los de antes, si cabe, con otros cuadros en los que aún se mantienen esas riquísimas atmósferas pictóricas características y, en las que el elemento figurativo, sea un mero perfil angular o la trama de una cúpula, sirve para armar compositivamente la, tensión y para encauzar las nervaturas cromáticas subterráneas.Violenta y sensible a la vez, M. L. Rojo está efectivamente en una encrucijada muy personal e intensa, cuyo apasionamiento no nos puede dejar indiferentes, pues es como si se juntasen, por decirlo expresivamente, Léger y Guston, lo cristalino y lo orgánico.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En