Propuestas para acelerar la revisión

Varios socios comunitarios, entre ellos Francia y España, quieren proponer a los Doce el adelanto a 1994 de la conferencia intergubernamental, prevista para 1996, para revisar el Tratado de Maastricht, según han asegurado fuentes diplomáticas. Uno de los grupos de trabajo más importantes de Bruselas estudia intensamente esta hipótesis, que significaría marginar a los cuatro países de la ampliación -Austria, Finlandia, Suecia y Noruega- de lo que será un momento decisivo, quizás más incluso que el propio Maastricht, en la definición del futuro de Europa.La celebración de esta conferencia para l...

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Varios socios comunitarios, entre ellos Francia y España, quieren proponer a los Doce el adelanto a 1994 de la conferencia intergubernamental, prevista para 1996, para revisar el Tratado de Maastricht, según han asegurado fuentes diplomáticas. Uno de los grupos de trabajo más importantes de Bruselas estudia intensamente esta hipótesis, que significaría marginar a los cuatro países de la ampliación -Austria, Finlandia, Suecia y Noruega- de lo que será un momento decisivo, quizás más incluso que el propio Maastricht, en la definición del futuro de Europa.La celebración de esta conferencia para la revisión del tratado está prevista en una de sus disposiciones finales, en la que también se reconoce el derecho de cualquier Estado miembro o de la propia Comisión Europea a la promoción sin fecha determinada de una reforma de los tratados comunitarios.

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El adelanto de la conferencia permitiría resolver entre los Doce la cuestión espinosa de la reforma institucional, en la que están en juego el peso de los países pequeños en las decisiones del Consejo de Ministros, el uso de sus lenguas en las instituciones y su representación en los órganos comunitarios.

El adelanto de la conferencia, sugerido oficiosamente por varias fuentes, puede jugar también como una amenaza eficaz para bajar los humos de los países de la ampliación. Estos desean incorporarse rápidamente a la CE para influir en su diseño futuro, pero no quieren ceder en sus exigencias, según dicen sus Gobiernos, para no perder apoyo del electorado nacional.

La cita de 1996 sirvió en Maastricht para dejar aparcadas numerosas cuestiones en las que no había acuerdo suficiente entre los Estados miembros. Será la ocasión, por tanto, para que se enfrenten de nuevo a pecho descubierto los federalistas contra los partidarios de una vasta zona de libre cambio.

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