FERIA DE SAN ISIDRO

Una afición torista

El abono taurino de mayor proyección en la fiesta empieza hoy en Las Ventas

JOAQUÍN VIDAL, La afición de Madrid, en cuya plaza empieza hoy la Feria de San Isidro, es eminentemente torista. No quiere decir que desdeñe las actuaciones de los toreros; antes al contrario, las valora en función del toro, que exige íntegro. "Toro grande, ande o no ande, es lo único que quiere la afición madrileña", suelen decir los taurinos profesionales y quienes se guían por sus opiniones interesadas. Pero no es verdad.

Aquella afirmación proviene de una falacia. Fue cuando a Palomo le soltaron en Las Ventas un toraco de 600 kilos (o eso decía la tablilla), y los aficionados lo pr...

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JOAQUÍN VIDAL, La afición de Madrid, en cuya plaza empieza hoy la Feria de San Isidro, es eminentemente torista. No quiere decir que desdeñe las actuaciones de los toreros; antes al contrario, las valora en función del toro, que exige íntegro. "Toro grande, ande o no ande, es lo único que quiere la afición madrileña", suelen decir los taurinos profesionales y quienes se guían por sus opiniones interesadas. Pero no es verdad.

Aquella afirmación proviene de una falacia. Fue cuando a Palomo le soltaron en Las Ventas un toraco de 600 kilos (o eso decía la tablilla), y los aficionados lo protestaron. "Están locos, piden elefantes, no les basta el toro de 600 kilos", fingían escandalizarse los que rodeaban al torero y sus corifeos. Mas la realidad era que ese toro había sido protestado por presunto afeitado.La afición de Madrid sabe ver el toro, y no lo exige grande, sino en el tipo adecuado a su encaste, cuajado, serio, limpio de pitones y con la casta y la fortaleza propias de la especie. Un toro cortejano tiene en Madrid buen recibo, y entusiasma si añade bravura a estas características.

Triunfos y fracasos son de gran proyección en Madrid precisamente porque el juicio de su clientela se conforma con este equilibrio toro-torero, que es la esencia de la fiesta. Ocurre, sin embargo, que por San Isidro no todo es en la plaza afición. Llegan los abonados que sólo van a los toros en feria, muchos de los cuales son toreristas a ultranza, y a veces se produce en los tendidos una contraposición de criterios: desde un sector, la lidia no vale si falta el toro; desde otro, el toro no interesa para nada.

Los aficionados de Las Ventas han conocido a los grandes maestros de la tauromaquia, a toda la torería modesta que haya pasado por el ruedo venteño, saben del juego de las ganaderías, recuerdan multitud de lances e incidentes, han sido testigos de la evolución del toreo en Madrid. Algunos de los diestros que ni suenan a muchos abonados los han visto de novilleros y de matadores hasta su comparecencia en la feria.

La isidrada es la reválida para estos toreros, y en eso estriba uno de sus aspectos más Interesantes. Los carteles de la feria han suscitado críticas porque abundan en ellos toreros sin fama; es decir, exactamente igual que en temporadas anteriores, cuando anunciaban a Rincón o Manili, prácticamente unos desconocidos. Y han sido criticados, asimismo, pues ninguno está rematado, en el sentido de que hagan terna las máximas figuras, en reñida- competencia. Habría sido deseable, por supuesto. Pero competencia ¿en qué condiciones? Pues las figuras exigen el toro cómodo, que les permita desplegar su arte con facilidad. La tres máximas figuras con la de Miura: ése sí que sería un cartel rematado. Pero no hay cuestión: a los miuras, no quieren ni verlos las figuras de hoy.

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