Cartas al director

Relaciones laborales

El pasado día 2 de abril venía en EL PAÍS un amplio artículo sobre la reforma global del mercado de trabajo, y en base al mismo agradecería que publicaran algunas opiniones sobre él.Si se diese conformidad por el CES a la reforma mencionada, el futuro de muchos asalariados sería poco envidiable, ya que propone mayores facilidades para la movilidad funcional y geográfica; la estructura del salario, etcétera, tenderá a la docilidad obligada; aumentará las presiones de todo tipo; incrementará los horarios sin percepción económica y, en otras palabras, el peloteo, pues si no los trabajadore...

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El pasado día 2 de abril venía en EL PAÍS un amplio artículo sobre la reforma global del mercado de trabajo, y en base al mismo agradecería que publicaran algunas opiniones sobre él.Si se diese conformidad por el CES a la reforma mencionada, el futuro de muchos asalariados sería poco envidiable, ya que propone mayores facilidades para la movilidad funcional y geográfica; la estructura del salario, etcétera, tenderá a la docilidad obligada; aumentará las presiones de todo tipo; incrementará los horarios sin percepción económica y, en otras palabras, el peloteo, pues si no los trabajadores estarán expuestos al capricho de algunos empresarios desaprensivos, que los hay, y mucho más en tiempos de crisis.

Y qué decir del salario vinculado a la productividad y beneficios. En producción medida en unidades y tiempos puede valer, pero ¿qué ocurrirá con la mayor parte de los trabajos que son de estimación personal, donde depende de la voluntad del empresario o su personal de confianza? Esto puede legalizar actitudes deshonestas que ya pueden estar produciéndose.

Parece que, en vez de regularizar el mercado laboral por sistemas justos y legales, se deja al tutelaje y paternalismo de las empresas.

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Sería bueno que los redactores de estas propuestas al CES estuviesen unos años como trabajadores manuales. Este tipo de trabajo lo único que permite es malvivir según están los costes de vivienda, alimentación y productos de primera necesidad; no digamos, por ejemplo, los culturales; se dice continuamente que los españoles se pasan horas ante la televisión; pero es la única distracción accesible a algunos salarios. Los actos culturales, como música, teatro o incluso cine, son prohibitivos para muchas personas.

Éste es un Gobierno "que debe preocuparse por su base social" preferentemente, que es la que más necesita leyes protectoras; por supuesto que sin empresas con beneficios y competitivas no hay mercado laboral, pero búsquense fórmulas más apropiadas (intereses más bajos, mayores créditos y con facilidades, ayudas oficiales, etcétera); pero no pongan más difícil la vida cotidiana de los asalariados, que ya lo está bastante ahora.

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