Los Ángeles se arma a la espera de la segunda sentencia contra los policías del 'caso King'

Puede volver a ocurrir en cualquier momento, se dice en las esquinas de Los Ángeles. Las imágenes de los disturbios de abril y mayo de 1992, que costaron la vida a 53 personas y daños materiales por valor de más de 115.000 mifiones de pesetas, están en las retinas de todos. La psicosis ha disparado la venta de armas y de billetes para salir de la ciudad mientras los comerciantessellan sus tiendas con paneles de madera. El jurado que deberá decidir si los policías -declarados inocentes del apaleamiento de Rodney King- merecen la cárcel inició anoche sus deliberaciones finales.

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Puede volver a ocurrir en cualquier momento, se dice en las esquinas de Los Ángeles. Las imágenes de los disturbios de abril y mayo de 1992, que costaron la vida a 53 personas y daños materiales por valor de más de 115.000 mifiones de pesetas, están en las retinas de todos. La psicosis ha disparado la venta de armas y de billetes para salir de la ciudad mientras los comerciantessellan sus tiendas con paneles de madera. El jurado que deberá decidir si los policías -declarados inocentes del apaleamiento de Rodney King- merecen la cárcel inició anoche sus deliberaciones finales.

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El momento en que el jurado, compuesto por ocho hombres y cuatro mujeres, emita su veredicto final, la ciudad de Los Ángeles presenciará el mayor despliegue de fuerza urbana:, jamás conocido. El gobernador, Pete Wilson, ha puesto en estado de alerta a 600 miembros de la Guardia Nacional y el jefe negro de policía, Willie Williams, situará en las calles a 6.500 agentes.El veredirto no pillará esta vez por sorpresa a las autoridades. Las precauciones oficiales y los llamamientos a la calma desde todas las comunidades no han convencido a todos. En los últimos días se registra una avalancha de peticiones de viajes de gente que no desea permanecer en la ciudad la próxima semana, en la que se supone se conocerá la sentencia.

En este segundo juicio, organizado sobre un inusual procedimiento federal para defensa de los derechos constitucionales con el fin acallar las protestas de la calle y el escáncialo jurídico por la primera absolución, ha permitido sentar de nuevo ante los tribunales a los cuatro policías. Esta vez, el. jurado sí tiene representación negra, en lugar del grupo casi totalmente blanco que no encontró pruebas suficientes, a pesar de la existencia de un vídeo casero que filmó los hechos, como para mandar a la cárcel a los policías acusados.

Terapia de grupo

Las comunidades urbanas donde residen las minorías están siendo concienciadas, de que no se puede permitir que el caos se adueñe de la ciudad por segunda vez. Organizaciones de latinos reparten panfletos para recordar a sus vecinos la necesidad de mantener la calma. El cardenal católico, Roger Mahony, pidió desde el púlpito a sus feligreses que contribuyeran a evitar una nueva tragedia: "Los Ángeles ha sufrido y ha muerto en la cruz, no es necesario que vuelva a morir".

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Los ciudadanos no han dudado en buscar en las tiendas de armas de fuego la mejor receta contra el terror. Uno de los grupos más activos es la comunidad coreana, que vio como sus supermercados eran destruidos y asaltados en 1992. Gran parte de los 145.000 emigrantes de este país que residen en la ciudad han decidido defender sus negocios con rifles y armas de calibre corto.

Algunos psicólogos han comparecido ante los medios de comunicación para recomendar un tratamiento de psicoanális general ante la locura de terror que se vive'en la ciudad. Otros influyentes miembros de la comunidad han preferido culpar a los medios de comunicación de la psicosis de inseguridad.

Bajo control

Periódicos, revistas e informativos audiovisuales llevan más de una semana dedicando sus espacios a analizar lo que puede pasar cuando se sepa el veredicto. Mientras, el nuevo jefe de policía asegura que todoestá bajo control, su predecesor en el cargo, que tuvo que abandonar su puesto tras la! revueltas, Daryl F. Gates, realiza incendiarias provocaciones desde su nuevo programa de radio.

Los doce miembros del tribunal, que deberán decidir en los próximos días el destino de los policias que se enfrentan a penas de hasta 10 años de cárcel, sólo tendrán un respiro para acudir hoy a los servicios religiosos.

El resto del tiempo permanecerán deliberando, protegidos por la policía y el anonimato. Hasta que concluyan con su trabajo.

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