Crítica:ROCK

'Blues' de adopción

No se puede acusar a Javier Vargas de oportunismo. El blues es un género redivivo que ha vuelto a escapar de las cavernas para atrapar a un nutrido grupo deaficionados. Los discos del género venden razonablemente bien; el blues vuelve a estar en candelero. Si bien es cierto que a ese guitarrista le conocemos como compositor y/o intérprete para Mi guel Ríos, la Orquesta Mondragón o Joaquín Sabina, no puede eludirse su formación en localidades tan decisivas en lo musical como Memphis o Nashville. Con razón - Vargas establece, en su se gundo y soberbio álbum, una conexión personal e...

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No se puede acusar a Javier Vargas de oportunismo. El blues es un género redivivo que ha vuelto a escapar de las cavernas para atrapar a un nutrido grupo deaficionados. Los discos del género venden razonablemente bien; el blues vuelve a estar en candelero. Si bien es cierto que a ese guitarrista le conocemos como compositor y/o intérprete para Mi guel Ríos, la Orquesta Mondragón o Joaquín Sabina, no puede eludirse su formación en localidades tan decisivas en lo musical como Memphis o Nashville. Con razón - Vargas establece, en su se gundo y soberbio álbum, una conexión personal entre Madrid, su ciudad, natal, y Memphis, cuna del rock and roll.El cartel presentaba también al guitarrista flamenco Rafael Riqueni, quien abrió la noche con unos breves toques de puro calentamiento. La interrelación entre la guitarra blues-rock de Vargas y el preciso pulso del sevillano tiene precedente en Del sur, una instrumental resuelta notablemente en el disco. En el bis, ambos músicos tomaron asiento y alternaron intervenciones en una amalgama que complació a la audiencia. Antes, la banda de Vargas ofreció un largo recorrido blusero, alternando versiones de clásicos con temas propios como Riding high.

Javier Vargas Blues Band y Rafael Riqueni

Javier Vargas (guitarra solista), Rafael Riqueni (guitarra española), Philip Guttman (guitarra rítmica, voz, armónica), Jeff Espinoza (guitarra rítmica, voz), Frank Montero (bajo), Manuel Jiménez (batería), David (teclados). Sala Aqualung, Madrid. 900 espectadores. 1.200 pesetas.

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