Cartas al director

Discursos

El día 3 de marzo asistí en el teatro Rojas de la ciudad de Toledo al acto de entrega de los premios 1992 que concede cada año la Real Fundación de Toledo, bajo la presidencia de los Reyes de España. Entre los galardonados figuraban, por primera vez, instituciones fuera del ámbito toledano, como fue, el caso de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Barcelona, representados por el presidente de la Comunidad de Andalucía, por un lado, y, de otro, por, el alcalde de Barcelona. Esto, un poco para ilustrar la calidad de los asistentes al programa, amén de todas las personalidades de la cultur...

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El día 3 de marzo asistí en el teatro Rojas de la ciudad de Toledo al acto de entrega de los premios 1992 que concede cada año la Real Fundación de Toledo, bajo la presidencia de los Reyes de España. Entre los galardonados figuraban, por primera vez, instituciones fuera del ámbito toledano, como fue, el caso de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Barcelona, representados por el presidente de la Comunidad de Andalucía, por un lado, y, de otro, por, el alcalde de Barcelona. Esto, un poco para ilustrar la calidad de los asistentes al programa, amén de todas las personalidades de la cultura y de la política toledana. Y es en este campo, en el político, en el que al presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, José Bono, se le ocurre, para clausurar con broche de oro un acto netamente cultural, pronunciar un discurso populista, que más parecía un acertijo, con tan mala suerte que lo único que sí quedó claro fue la alusión a dos países, Colombia y Líbano; dos países con dos historias diferentes, dos guerras diferentes, pero que tratan a toda costa de salir adelante pagando un alto precio, que todos bien sabemos. Reproduzco aquí la frase del desatino: "Cada vez que oigo hablar de un Estado reducido y mínimo no puedo evitar pensar en que eso es lo que interesa a quienes ya lo tienen todo. O pensar en países como Líbano o Colombia como ejemplos de que la falta de Estado exacerba los problemas sociales hasta hacerlos insostenibles".Fue una mención desafortunada y gratuita en la que quedó palpable la falta de tacto político del señor Bono. Y una falta de respeto para las responsabilidades internacionales del jefe del Estado español, el rey Juan Carlos I, y de la Reina, a quienes se les quiere y admira en los países iberoamericanos, al hacerles testigos obligados de semejante metedura de pata. Y segundo, no venía a cuento, en un acto netamente cultural, tratar de dar una "pequeña pincelada" de desconocimientos en política exterior, porque los Reyes nunca han sido recibidos en Colombia por Pablo Escobar, sino por un jefe de Estado democráticamente elegido. Quiero dejar claro que di cuenta de mi indignación a algunas autoridades toledanas, a mi embajada, a cuyo representante he hecho llegar copia del discurso completo, y a la delegación de Líbano, por solidaridad-

. Periodista colombiana nacionalizada española.

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