Craxi pone su cargo a disposición del PSI, pero el partido es incapaz de elegir a un sucesor

"Mi mandato de secretario, que estatutaria mente ha vencido ya, está hoy formalmente a vuestra disposición", dijo anoche Bettino Craxi al inaugurar la asamblea nacional deun Partido Socialista Italiano (PSI) tan dividido y confuso que era la imagen misma de su propia incapacidad para salir de la crisis en que se encuentra. Las palabras de] secretario general no constituyen una dimisión, pero sífueron interpretadas como un adiós de Craxi a su cargo, a condición de que la asamblea logre hoy un acuerdo para elegir a su sucesor, acuerdo que ayer no se produjo e incluso parecía remoto.

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"Mi mandato de secretario, que estatutaria mente ha vencido ya, está hoy formalmente a vuestra disposición", dijo anoche Bettino Craxi al inaugurar la asamblea nacional deun Partido Socialista Italiano (PSI) tan dividido y confuso que era la imagen misma de su propia incapacidad para salir de la crisis en que se encuentra. Las palabras de] secretario general no constituyen una dimisión, pero sífueron interpretadas como un adiós de Craxi a su cargo, a condición de que la asamblea logre hoy un acuerdo para elegir a su sucesor, acuerdo que ayer no se produjo e incluso parecía remoto.

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Craxi, de 58 años, militante desde hace cuatro décadas y líder desde 1976, ya había dicho que la secretaría general del PSI estaba a disposición del partido en la reunión que la dirección nacional celebró en diciembre, tras la apertura del primer sumarlo por actos de corrupción financiera contra el líder. Sin embargo, Craxi optó entonces por no dimitir, y la dirección ratificó su continuidad en el cargo al menos hasta la asamblea inaugurada ayer. Ésta debería elegir a un nuevo secretario para el periodo provisional que transcurra hasta que, en primavera, el congreso del partido elija un secretario definitivo.Pese a su gesto de ayer, Craxi podría seguir perfectamente en el cargo. De hecho, evitó en todo momento la palabra dimisión, y el discurso que pronunció, para concluir con la puesta a disposición de su cargo, tuvo un tono más combativo que de renucia.

"Espero poder organizar una reacción que pueda ser útil no sólo para mí y para mi familia, que está siendo injustamente agredida en un clima infame", dijo, tras reiterar que las acusaciones que se le formulan carecen de fundamento e insistir en que "el partido debe reaccionar ante todo rencontrando su unidad y superando las divisiones".

Pero también constató que el PSI ha llegado a "un estado de desorientación al que han terminado por empujarlo una concentración de factores negativos", afirmó que "es preciso que se abran paso nuevas generaciones y nuevos líderes" y prometió: "El nuevo secretario podrá contar con todo mi apoyo".

Por otra parte, al día de ayer -mientras la Bolsa se tambaleaba por el falso rumor de que se habían iniciado acciones penales contra el presidente del Gobierno, el socialista Giuliano Amato, y contra el consejero delegado de Fiat, Cesare Romiti-, Craxi había acumulado ya seis sumarios, y los jueces de Milán han afirmado que tienen todas las pruebas que necesitan para cerrar sus procesos, condiciones ambas que hacían casi materialmente imposible su continuidad como líder.

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El problema era la elección del sucesor, sobre todo si éste debe ser del agrado de Craxi. Ayer hubo de renunciar a que el ex sindicalista Giorgio Benvenuto fuera elegido inmediatamente por mayoría de la asamblea, como habían anunciado los craxianos el miércoles, tras la retirada de Claudio Martelli. El ex ministro de Justicia, y principal rival del actual secretario saliente, abandonó ese día el PSI tras haber sido implicado por otro socialista próximo a Craxi en la presunta recepción de fondos negros del Banco Ambrosiano. Craxi dijo ayer que las acusaciones contra Martelli "son totalmente infundadas". La candidatura de Benvenuto fue bloqueada por la oposición de los martellianos, aglutinados en Renovación Socialista, y por las fuerzas de Valdo Spini, ex vicesecretario del partido. Ambos anunciaron que no participarían en la asamblea sobre la base de una candidatura única de Benvenuto.Gran caos internoPero el PSI aparecía ayer dividido, no ya en dos o tres tendencias predominantes, como las que que se enfrentaron en la asamblea nacional celebrada el pasado mes de noviembre -cuando los martellianos recogieron casi un 25% de los votos, frente a un 40% largo de la mayoría craxiana-, sino fraccionado en cuatro o cinco grupos.La dimensión del caos reinante en el PSI llegaba, sin embargo, a través de las continuas modificaciones que sufrió el programa y los procedimientos de la asamblea. Ésta comenzó finalmente, con algún retraso, sobre las seis de la tarde, tras una reunión de la dirección general que estaba siendo aplazada desde 24 horas antes, y fue suspendida inmediatamente después de que Craxi leyera su discurso, a petición de los martellianos.

La dirección volvió entonces a ser el centro de negociación de candidaturas y del proceso de votación que debería aplicarse hoy mismo. Anoche parecían avanzar las candidaturas de Spini y Benvenuto, a pesar de que éste comunicó por carta ayer al mediodía que se había retirado.

También circuló el nombre del ministro de Defensa, Salvo Ando, fiel craxiano, quien también desmintió que estuviera disponible a cualquier cosa que no fuera un consenso pleno. El abogado Gino Giugni sería el candidato más afín a los martellianos.

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