Juegos de guerra sobre las dunas

ENVIADO ESPECIALPara los instructores norteamericanos, el de ayer fue otro día más en la línea de fuegos artificiales. Para Kuwait, sin embargo, fue la segunda jornada de la más intensa actividad militar desde la guerra del golfo Pérsico. Centenares de soldados kuwaitíes neutralizaron una imaginaria ofensiva iraquí pulverizando incursiones terrestres, puertos, lanchas de asalto e incluso liquidando bandas de secuestradores.

Al caer la noche, en varios puntos del desierto al sur de la frontera con Irak, había júbilo. Bajo órdenes de oficiales estadounidenses, Kuwait celebraba otra victor...

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ENVIADO ESPECIALPara los instructores norteamericanos, el de ayer fue otro día más en la línea de fuegos artificiales. Para Kuwait, sin embargo, fue la segunda jornada de la más intensa actividad militar desde la guerra del golfo Pérsico. Centenares de soldados kuwaitíes neutralizaron una imaginaria ofensiva iraquí pulverizando incursiones terrestres, puertos, lanchas de asalto e incluso liquidando bandas de secuestradores.

Al caer la noche, en varios puntos del desierto al sur de la frontera con Irak, había júbilo. Bajo órdenes de oficiales estadounidenses, Kuwait celebraba otra victoria frente a las fuerzas iraquíes en un teatro de operaciones indudablemente mucho más familiar para soldados de Oregón o California, veteranos de la guerra de hace dos años, que para para los propios kuwaitíes.

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Las maniobras que realizan los ejércitos de Estados Unidos y de Kuwait se han convertido en la más gráfica advertencia militar al régimen iraquí de Sadam Husein. Los ejercicios militares, que continuarán hasta fin de mes, buscan implantar ideas básicas de defensa eficiente en un país cuyos generales estaban de vacaciones el 2 de agosto de 1990, el día que los carros de combates iraquíes cruzaron la frontera para invadir Kuwait.

Oficialmente, las maniobras reafirman el pacto de cooperación militar y defensa mutua que se extiende hasta el fin de siglo XX en momentos en que el nuevo Gobierno norteamericano está empeñado en demostrar continuidad en la política de Washington hacia Irak.

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Misión sin Iímite

Estados Unidos ha enviado 1.100 soldados, incluyendo efectivos de operaciones especiales, y al menos cuatro baterías antimisiles Patriot, en una misión que no tiene fijada fecha de conclusión.

Salvo quizá los socios del Club de Golf de Kuwait, en cuyos campos se han instalado las baterías reduciendo el número de hoyos a ocho, los kuwaitíes en general están felices de tener allí a los norteamericanos. "Lo mejor de la tecnología del Ejército más poderoso del mundo está en nuestro lado", dijo ayer con orgullo un oficial de la aviación kuwaití.

El temor a una nueva aventura militar iraquí es omnipresente en Kuwait. El emirato se ha embarcado en una colosal campaña armamentista que, según diplomáticos occidentales, a la larga costará al emirato unos 10.000 millones de dólares.

En medios diplomáticos occidentales se afirma que Kuwait va a comprar 45 cazabombarderos norteamericanos F-18 y que se están ultimando detalles para la adquisición de 238 carros de combate Abrams M-1A1, piezas de artillería, radares y escuadrones de helicópteros artillados para patrullar la frontera. Las maniobras en el rico desierto kuwaití han sido denominadas apropiadamente Operación Iris de Oro.

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