La historia de un fracaso

Junio de 1992. El nuevo orden kuwaití tras la Guerra del Golfo llega a España. Los tradicionales gestores de la Kuwait Investment Office (KIO) dan paso a un nuevo equipo, encabezado por Mahinout Al Nuri, que, de manera inmediata, rompe con el hombre de Kuwait en España, Javier de la Rosa.Los nuevos responsables de KIO comienzan a desempolvar balances y a encontrarse grandes sorpresas, que rápidamente se han convertido en suspensiones de pagos.

La primera fase de esta crisis data de principios del mes de julio, y afecta a Ercros y a su grupo d fertilizantes. En total, las deudas declarad...

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Junio de 1992. El nuevo orden kuwaití tras la Guerra del Golfo llega a España. Los tradicionales gestores de la Kuwait Investment Office (KIO) dan paso a un nuevo equipo, encabezado por Mahinout Al Nuri, que, de manera inmediata, rompe con el hombre de Kuwait en España, Javier de la Rosa.Los nuevos responsables de KIO comienzan a desempolvar balances y a encontrarse grandes sorpresas, que rápidamente se han convertido en suspensiones de pagos.

La primera fase de esta crisis data de principios del mes de julio, y afecta a Ercros y a su grupo d fertilizantes. En total, las deudas declaradas superan los 150.000 millones de pesetas. A partir de ese momento, las acusaciones y las investigaciones cruzadas entre los dos equipos gestores se convierten en algo absolutamente corriente.

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El 4 de diciembre es la segunda fecha clave en la historia reciente del grupo inversor kuwaití en España. Su máximo representante anuncia la supensión de su sociedad holding, el Grupo Torras, y el penalista José María Stampa Braun promete una querella contra todo el equipo gestor anterior, tanto a sus componentes kuwaitíes como a los españoles.

Al día siguiente, el Grupo Torras hace efectiva la suspensión de pagos por un montante próximo a los 243.000 millones de pesetas, y con unos acreedores del peso del Banco Bilbao Vizcaya (BBV), la Caja de Madrid, el Banco Central Hispano (BCH) y la mismísima Generalitat de Cataluña.

Menos de diez días después, y aún con los efectos de la resaca de la suspensión del Grupo Torras, Prima Inmobiliaria y Urbanor siguen su camino, con un pasivo global de unos 159.000 millones de pesetas. Otro síntoma grave, porque esta medida supone la paralización de la construcción del gran emblema de la agencia kuwaití en España, las torres de la Puerta Europa.

Desde entonces, los problemas financieros se han ido agravando hasta culminar con el dramático ajuste anunciado anteayer por Ercros para la mitad de la plantilla de su división de fertilizantes, es decir, unas 1.900 personas.

Todo eso sin olvidar los rumores de venta que circulan sobre la perla del Grupo, Ebro Agrícolas. Las quinielas sobre la nueva propiedad de la compañía azucarera apuntan a que los kuwaitíes van a retomar su forma de hacer negocios en todo el mundo: quedarse con una pequeña participación, pero dejando la gestión a otros accionistas, que en este caso bien podría ser Tabacalera con el apoyo de algún grupo bancario norteño.

Hasta aquí, la batalla económica pura y dura. La querella presentada ayer por KIO abre definitivamente el frente penal de la historia de un estruendoso fracaso.

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