Crítica:

Bach, interpretado por Franz Brüggen

Ciclo de la Universidad AutónomaSolistas: Bach de Arnsterdam y Collegium Vocale de Gante. Ch. Oelge, soprano; D. L. J. Ragin, contratenor; R. Müller, tenor; J. Draijer, barítono-bajo. Director: F. Brüggen. Auditorio Nacional. Madrid, 19 de diciembre.

En estos días navideños, el mundo musical europeo se puebla de músicas adecuadas para la circunstancia, bien sea por su sentido religioso, bien por su valor festivo. Así, alternan en las carteleras de conciertos los grandes oratorios, los villancicos cultos y populares o las audiciones de operetas, valses de Strauss o, entre nosotros...

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Ciclo de la Universidad AutónomaSolistas: Bach de Arnsterdam y Collegium Vocale de Gante. Ch. Oelge, soprano; D. L. J. Ragin, contratenor; R. Müller, tenor; J. Draijer, barítono-bajo. Director: F. Brüggen. Auditorio Nacional. Madrid, 19 de diciembre.

En estos días navideños, el mundo musical europeo se puebla de músicas adecuadas para la circunstancia, bien sea por su sentido religioso, bien por su valor festivo. Así, alternan en las carteleras de conciertos los grandes oratorios, los villancicos cultos y populares o las audiciones de operetas, valses de Strauss o, entre nosotros, zarzuelas. Desapareció de nuestros hábitos la visita anual de una zarzuela de género chico que conservaba su carácter de "obra de Pascua", por la simplicidad de su fantasía aventurera, Los sobrinos del capitán Grant, mientras en Alemania retorna todos los meses de diciembre la ópera Hansel und Gretel, de Humperdinck, que estrenara Ricardo Strauss en Weimar hace 99 años y que llegó a Barcelona, traducida por Maragall y Ribera, en 1901.Uno de los grandes títulos para este tiempo es el Oratorio de Navidad, de Juan Sebastián Bach, que dirigió en la noche del sábado Franz Brüggen a los solistas Bach de Amsterdam y al Collegium Vocale de Gante en sus cantantas para el primero y segundo día de Navidad, Año Nuevo y Epifanía.

Los solistas, todos ellos de mérito, tenían el nombre más destacado en Derek Lee Ragin, contratenor o, más bien, contralto, pero el trabajo del barítono Jelle Draijer no fue de menor calidad y estuvo perfectamente equilibrado con el de la atractiva soprano Chistiane OeIze y el tenor Rufus Müller.

La versión de Brüggen tuvo varias virtudes. La primera, su concepto intimista y nada espectacular; la segunda, el ajuste entre el criterio historicista y el que convencionalmente podríamos denominar natural; la tercera, el aire expresivo, ágil y alegre que alcanzó a la simplicidad con que sonaron algunos de los corales, lo que no excluye una emoción tierna, comedida, efectiva y perfectamente adecuada al espíritu y al ambiente navideños; la cuarta, en fin, una revalorización del color en el conjunto instrumental e incluso en las mismas voces, ya fuera por el estilo, ya por la diversidad grupal, ya por la situación como en los efectos de eco. Brüggen narró sin dramatizar y conectó los tiempos -por continuidad o por contraste- con gran talento, a más de lograr una cuidadísima articulación. El oratorio, seguido por un público que abarrotó el Auditorio Nacional, formaba parte del ciclo de grandes autores e intérpretes de la Universidad Autónoma y su Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música.

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