Hombre público, hombre privado

La vida profesional de Eduardo Santos Andrés tiene un año clave, 1986, y dos etapas claramente diferenciadas: una pública, antes de ese año, y otra privada, después. En la primera, que comenzó nada más licenciarse en Económicas, fue acumulando buenas amistades. En la segunda, la acumulación ha sido material. Según las estimaciones, el patrimonio personal de Santos supera los 1.500 millones de pesetas.Cuando Eduardo Santos, que cumplió en octubre 45 años, se privatizó en 1986, la economía estaba en plena expansión y hacer dinero era cosa fácil. El cambio de titular en Industria -Luis Carlos Cro...

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La vida profesional de Eduardo Santos Andrés tiene un año clave, 1986, y dos etapas claramente diferenciadas: una pública, antes de ese año, y otra privada, después. En la primera, que comenzó nada más licenciarse en Económicas, fue acumulando buenas amistades. En la segunda, la acumulación ha sido material. Según las estimaciones, el patrimonio personal de Santos supera los 1.500 millones de pesetas.Cuando Eduardo Santos, que cumplió en octubre 45 años, se privatizó en 1986, la economía estaba en plena expansión y hacer dinero era cosa fácil. El cambio de titular en Industria -Luis Carlos Croissier sustituyó a Joan Majó-, en julio de ese año, supuso su salida de la Subsecretaría, a la que le había elevado Carlos Solchagasiendo éste ministro de Industria. Antes, había sido responsable de la Dirección General de Siderometalúrgicas y, en años anteriores, había ocupado cargos en el Servicio de Estudios del INI (bajo la tutela, de Miguel Boyer) y en el propio Ministerio de Industria con Carlos Bustelo e Ignacio Bayón. También se encargó de reconvertir los aceros especiales.

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De esa etapa guarda sus mejores amistades. Estrechó sus relaciones con el equipo económico, entre ellos los ministros Solchaga y Claudio Aranzadi, e intimó con el actual ministro- del Interior, José Luis Corcuera, entonces alto dírigente de UGT y muy activo en la reconversión industrial. Con Corcuera suele coincidir en vacaciones y verle cuando no está en Estados Unidos, donde pasa largas temporadas.

Terminada la etapa pública y iras 11, meses en los que únicamente colaboró en, el despacho familiar de asesoría comunitaria que dirigía su esposa, Mercedes Pueyes, reapareció como presidente de Nueva Montaña Quijano (NMQ), una empresa del Banco Santander en la que, por encargo de Emilio Botín, realizó su saneamiento para su. posterior venta. La relación con los compradores -la familia catalana Ruviralta- es excepcional.

Además de Botín -que le confió varios puestos de consejero-, en su lista de amigos banqueros está Alfonso Escámez, que recibió excelentes informes de Santos de Fernando Abril Martorell -otro de sus íntimos-, y le llamó para sanear Macosa y también le dio consejos de empresas. Macosa debía al Banco Central más de12.000 millones, que daba casi por perdidos. Santos consiguió recobrar la viabilidad de' la empresa de material ferroviario. Macosa devolvió el principal al Central y Escámez hizo, sin querer, un regalo envenenado: perdonó a Santos y a su equipo directivo (Federico Albiñana, Nicolás Garrido e Ignacio Nieto) los 1.500 millones de intereses. Luego Macosa se desgajó. Los activos ferroviarios fueron vendidos a la francesa Alsthom y Cofir compró la matriz, que pasó a ser una sociedad de cartera. Cofir descubrió la operación de 1.500 millones y los destinó a la cuenta de beneficios de Macosa como atípicos. Con esa cantidad el equipo de Santos pensaba tomar una participación en Diagonal Mar. Esta operación se hizo al margen de la realizada en la venta de terrenos a Kepro.

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